Junto a Leopoldo Zugaza, fue promotora de la asociación cultural Gerediaga y de la Azoka de Durango. Su enorme labor como etnógrafa, discípula y secretaria de D. José Miguel de Barandiarán y colaboradora constante en el tiempo, obra y afecto de Ander Manterola, ha conseguido abrir algunas de las ventanas que nos ponen en contacto con nuestros antepasados. Pues no es otra cosa la etnografía que la reconstrucción, por y para los vivos, de la vida de los muertos. Hace cuarenta años, acompañada de su hermano Ángel, inició un recorrido montes a través de Bizkaia. El resultado: Orígenes y significación de las ermitas de Bikaia. Quizás el mejor tributo que podamos rendirle a Gurutzi sea leer ese libro y ponernos en camino para visitar las ermitas. La etnografía es esencialmente una cuestión de utilizar el pasado para dar sentido al presente. No es otra cosa lo que significa el Atlas Etnográfico de Vasconia, obra compuesta por doce volúmenes emprendida hace un siglo por Barandiarán, dirigida por Ander Manterola y coordinada por Gurutzi, asistida por un excelente equipo de investigadores a la sombra de Etniker (https//www.etniker.com). Se trata de una obra que refleja la visión e interpretación de una civilización de un pasado cercano que contribuye a la comprensión de una visión moral de los retos de la vida cotidiana. El próximo mes de septiembre está prevista la celebración del Congreso de los grupos Etniker Euskalerria en Iruñea, cuya coordinación emprendió Gurutzi, con el fin de introducir y difundir las aportaciones del Atlas y establecer nuevos retos para el siglo XXI.

El año 2019 despidió con uvas amargas a Gurutzi, y nuevamente a Ander por su salida traumática de la otra institución por la que se habían desvivido, Labayru. Sería deseable alguna rectificación o reconocimiento postrero y sincero, no como el que denunciaba Thomas Seward en su poema: “Reclaman al Homero muerto siete ricas ciudades en las que el Homero vivo tuvo que mendigar”.

Nos despedimos, querida Guru-tzi, y te decimos: Agur, egun handira arte!