bilbao - La creadora brasileña Lygia Clark se formó de manera autodidacta, lejos de las escuelas oficiales. Fue madre de tres hijos y asumió el papel de ama de casa, aunque se preguntaba si debía o no continuar con su arte de manera más formal. "Entenderá que no podía seguir contradiciéndome", explicaba en una entrevista. Clark (Belo Horizonte, 1920-Río de Janeiro, 1988) deseaba llenar ese vacío creativo que se había abierto en su adolescencia y decidió investigar los límites de la pintura tradicional.

Producida por el Guggenheim Bilbao y coincidiendo con el centenario de su nacimiento, hoy se abre al público Lygia Clark. La pintura como campo experimental (1948-1958), una exposición esencial para entender a una artista pionera, que se convirtió con su obra experimental en un referente del arte. "La muestra ofrece un análisis de sus años de formación como artista, cuando se dedicó a experimentar para poder dar forma a su lenguaje personal, que definiría posteriormente sus años de madurez", explicó ayer durante la presentación Juan Ignacio Vidarte, director general del Guggenheim. Vidarte definió a Lygia Clark como "pionera de la abstracción y una de las artistas latinoamericanas más relevantes de la segunda mitad del siglo XX".

La exposición está comisariada por Geaninne Gutiérrez- Guimarães, que se unió al Guggenheim de Nueva York en 2016 como asistente curator del museo bilbaino. El acuerdo firmado en diciembre de 2014 entre el Patronato de la Solomon R. Guggenheim de Nueva York y el Guggenheim Bilbao, que refrendaba el nuevo convenio de colaboración entre ambas entidades por veinte años más, incluía la incorporación de una nueva curator que desde Nueva York organizara exposiciones para Bilbao. La especialista en arte latinoamericano ha conseguido reunir 83 obras para esta exposición de colecciones privadas e instituciones, que demuestra el ansia de exploración que tuvo la creadora brasileña desde sus inicios, según explicó Geaninne Gutiérrez- Guimarães.

Lygia Clark (Belo Horizonte, 1920-Río de Janeiro, 1988) trabajó diez años con la pintura y luego la abandonó. Sus composiciones saltaron del óleo y se convirtieron en objetos tridimensionales, en obras orgánicas que la conducirían a la escultura, a la performance, a la práctica del arte terapéutico...

En 1948 entró en contacto con dos de los artistas contemporáneos brasileños más importantes, Roberto Burle Marx y Zélia Ferreira. Se inició en la figuración con pinturas al óleo y dibujos al carboncillo de temas tradicionales como el retrato, el bodegón, el paisaje y la arquitectura, y fue evolucionando y esquematizando cada vez más sus obras. En 1950, Lygia Clark se trasladó a París, donde en una estancia de dos años se formó y estudió brevemente pintura con artistas como Fernand Léger, Árpád Szenes y Dobrinsky. Fue allí donde se inició en la abstracción, comenzó a realizar aplanadas composiciones modulares de geometrías prismáticas, y agudas formas triangulares cuajadas de color.

A su vuelta a Brasil en 1954, concretamente a Río de Janeiro, se integró dentro del Grupo Frente y se inició en composiciones geométricas, casi restringidas al blanco y negro, y otras series pictóricas importantes que la impulsaron a cuestionar las convenciones espaciales del plano. Era una obra radical con la que fue agotando las posibilidades compositivas. En esta época, Clark también llevó a cabo investigaciones sobre la relación entre arte y arquitectura que posteriormente se plasmarían en las pinturas de caballete de estructuras lisas, planas y modulares que componen su serie Superficies moduladas.

En Rompiendo el marco desarrolla lo que llamó la línea orgánica o el vacío que se crea cuando dos figuras coexisten sin llegar a tocarse. "Es un intento también por borrar la frontera entre lo exterior y lo interior, entre obra y espectador", explica la comisaria. Poco a poco, se dirigió hacia una obra tridimensional por medio de articulaciones de planos, en la que se iba insinuando la necesidad de participación del espectador.

vinculación con oteiza Oteiza participó en la Bienal de Sao Paulo en 1957. El artista vasco, que era un completo desconocido, presentó en Brasil 28 esculturas y ganó el Premio Internacional. "Ciertamente Lygia Clark entró en contacto con Oteiza y podemos ver la vinculación con el artista vasco en la década de los sesenta. La Bienal fue un momento muy importante para Brasil porque traía el arte internacional, era la primera vez que estos artistas podían ver en vivo ese aspecto de la obra. Clark conoció el arte no solo que se hacía en Europa sino también en Estados Unidos". La exposición se puede ver en el Guggenheim hasta el 24 de mayo. Posteriormente viajará al Guggenheim de Venecia, donde permanecerá entre el 27 de junio y el 28 de septiembre.

También podrá verse en el Guggenheim más obras de la creadora brasileña en la exposición que se programará en el museo sobre Mujeres en abstracción. Juan Ignacio Vidarte explicó que este año se han programado otras dos exposiciones de creadoras relevantes: la norteamericana Lee Krasner y la británica Lynette Yiadom-Boakye.

en breve

83

obras. La muestra, que se puede ver en el tercer piso del museo hasta el 24 de mayo, reúne 83 obras realizadas entre 1948 y 1958 por esta figura clave en el arte latinoamericano de posguerra. Repasa sus inicios en la figuración y su posterior evolución hacia la abstracción geométrica y la experimentación con la forma y el espacio.

Tres salas

recorrido. Ha sido dividida en tres secciones estructuradas históricamente y repartidas por tres salas bajo los títulos: 'Los primeros años, 1948-1952'; 'Abstracción geométrica, 1953-1956' y "Variación de la forma: La modulación del espacio, 1957-1958'. Arranca con sus primeros trabajos como artista, dibujos al carboncillo y pinturas al óleo, temas tradicionales como el retrato, el bodegón, los interiores domésticos o del estudio, el paisaje y la arquitectura. En la última sala, se muestra una selección de sus trabajos cuando emprendió una minuciosa y metódica investigación sobre la forma pictórica, creando una serie de grandes composiciones monocromáticas a base de planos positivos y negativos.

"Quería redefinir el medio pictórico, ampliando los límites de la pintura tradicional"

G. Gutierrez-Guimaraes

Curator asociada al Guggenheim Bilbao

"Es una artista imprescindible del panorama latinoamericano de posguerra"

juan ignacio vidarte

Director general del Guggenheim Bilbao