Bilbao - Desde que ganara el Premio Lope de Vega en 2017, Los otros Gondra (relato vasco), firmada por Borja Ortiz de Gondra, ha cosechado grandes éxitos. Estrenada en enero del año pasado, la obra, ambientada en el conflicto vasco de los años 80, ha ofrecido 34 funciones con todas las entradas vendidas en el Teatro Español de Madrid.

Sin embargo, tal y como destacaron ayer sus protagonistas, desde el principio tuvieron claro que era una obra que deberían representar en Euskadi. Así, un año después de su estreno, la obra de Ortiz de Gondra, dirigida por Josep Maria Mestres, llega a la capital vizcaina. Ayer aterrizó en el Teatro Arriaga y estará en Bilbao hasta el domingo. Después, pasará por Gasteiz e Iruñea.

La obra, protagonizada por el propio Ortiz de Gondra junto a Marcial Álvarez, Sonsoles Benedicto, Fenda Drame, Lander Otaola y Cecilia Solaguren, trata, según el autor, "la posibilidad de reconciliación y de encontrar el perdón en una familia que sufrió la violencia en el pasado". Y es que los Gondra están divididos. "Una parte quiere pasar página y olvidarlo y la otra sigue con heridas abiertas".

Los otros Gondra es una historia paralela a Los Gondra, del mismo autor, que abordaba la historia de una familia vasca a lo largo de un siglo. Ahora, en la obra estrenada ayer en la villa, se llevan a escena las heridas que intentan superar algunos de los miembros todavía hoy en día. Por eso, el autor incidió en que es una pieza totalmente independiente, no una segunda parte de Los Gondra.

De esa forma, Los otros Gondra se enmarca, según el propio autor, en el género de autoficción. "Es lógico pensar que algo que ver con mi familia tiene, pero puede ser cualquier familia y a través de ellos podemos contar todo un mundo", incidió. Así, Ortiz de Gondra intenta "hurgar en la herida para arañar y saber lo que ocurrió".

Como precisó el actor bilbaino Lander Otaola, "no se trata de una obra sobre el conflicto vasco, sino ambientada en el conflicto vasco". "Para mí es una historia acerca de la familia y cómo los silencios pudren las relaciones", añadió.

Los otros Gondra está ambientada en el frontón de Algorta, en la década de los 80, donde el personaje de Otaola, alcohólico, está amenazado por ETA y debe hacer frente al impuesto revolucionario. Ahí entra en escena la "parte contraria" de los Gondra, ya que Ainhoa (Cecilia Solaguren) es la persona que traslada la amenaza de ETA a su primo. El autor lanza así una cuestión al aire: ¿nos ayuda la ficción a sanar las heridas o hunde más el cuchillo? Todo el elenco hizo hincapié en que "no respondemos preguntas, porque lo bonito es plantearlas, no responderlas".

Otaola añadió que "el conflicto vasco ha sido muy polémico y cada uno tiene su punto de vista. No hay una verdad absoluta, ya que ha habido dolor en ambas partes". Por eso, el actor incidió en que "no nos interesa hacer un panfleto, sino plantear: ¿qué haríamos en esa situación? ¿Cuál es mi punto de vista acerca de dicha situación?".

Lo interesante de la obra es, según Ortiz de Gondra, "que plantea qué podemos hacer para sanar las heridas y qué derecho tenemos a hablar del dolor de los otros, que es la gran pregunta que planea en la función y que es lo que le reprocha su familia ficticia cuando decide que hay que hablar de lo que ha pasado". Y, lo más importante, saber "cómo lo hemos vivido, qué ha sentido la gente que lo ha sufrido y cómo viven hoy en día", zanjó el autor de la pieza teatral.

Debate y diálogo "El público vasco lo acogerá de distinta manera que en Madrid porque lo hemos vivido de cerca y es inevitable", admitió Otaola, pero, tal y como aseguró, "lo bueno de esta obra es que no es morbosa, no hay buenos y malos". Y es que si ese hubiese sido el caso de Los otros Gondra "no me hubiese interesado". "Lo bueno de la ficción es que haya muchas visiones de un mismo conflicto" y añadió que "está bien que se hable de ello porque yo creo que eso es esencial en el arte". Una afirmación que apoyó Solaguren, al incidir en que Los otros Gondra es una obra que "crea debate y diálogo".

Mañana, todos ellos tendrán el aliciente de que la familia Gondra estará en el patio de butacas del Teatro Arriaga. Una familia que el autor ha ficcionado "para hablar de la historia de todo un pueblo".