bilbao - Ainhoa Arteta presentará su nuevo disco, La otra orilla (Universal) el próximo 26 de abril en Bilbao, en Euskalduna Jauregia, con entradas desde los 39 euros. La soprano tolosarra llevará a concierto su nuevo álbum, un homenaje a la familia de su ama y a sus recuerdos infantiles en el que aparca la lírica para realizar un paseo por reconocidas canciones de la música latinoamericana como Frenesí, Ansiedad, Guantanamera o Piensa en mí. “Soy, como mi familia, muy intensa en los sentimientos”, indica la artista, que en esta entrevista habla de sus pasiones, sus bodas, de política y del momento que vive su amigo Plácido Domingo.

Editó hace años el disco ‘La vida’. Este parece una continuación.

-Así es, está inspirado en mi infancia, en la parte de la familia Ibarrolaburu, la materna, que siempre cantaba estas canciones en fiestas. Además de canciones en euskera, se arrancaban con boleros y rancheras. Es como un homenaje a esas canciones. Edité La vida al morir mi madre y tras dos discos más, llega este. Alude a la cultura que nos viene de la otra orilla del mar. En cierto modo tenemos una cultura parecida, pero de allí llega con el color, el sabor y el ritmo del sol y el Caribe.

Son canciones previas a su enamoramiento de la lírica, supongo.

-Totalmente, crecí con ellas. Recuerdo mirar embobada cómo cantaba mi ama El rosario de mi madre. En el disco anterior no pude cantarla porque estaba demasiado sensible todavía. Ahora ya ha pasado el tiempo y el repertorio tiene más color y tintes modernistas en el acompañamiento musical.

Por lo que cuenta ¿considera este disco especial en su carrera?

-Ambos lo son. Son como nuevas ventanas en mi vida. Cierran el ciclo de esas canciones conocidas por la familia que, curiosamente, es algo que no busqué, sino que surgió de la inspiración. Este viene con más color y alegrías que el anterior, con mejores recuerdos.

¿Cree que estas canciones le sirvieron de alguna manera para su carrera lírica posterior?

-Para cantar, sí, sin duda. De alguna forma, ese punto de teatralidad e interpretación que tenía mi familia me influyó en la lírica. Igual sin ellos, y sin esa parte desconocida inicial mía, no sería la artista que soy hoy.

El disco llega con un viaje a Cuba que se puede ver en un documental adicional. ¿Fue previo o posterior a la grabación del disco?

-Fue posterior. Era una deuda que tenía conmigo mismo y con los músicos que me acompañan. Recuerdo pisar La Habana y acordarme de mi familia porque mi ama y mis tías lo habrían disfrutado tanto como yo. Fue un viaje maravilloso.

Y bailó de lo lindo.

-(Risas). Es que soy muy bailona, aunque la gente no lo sabe. Esa parte me viene de la familia de mi ama. Y allí entendí por qué los cubanos, como mis músicos, llevan la música en las venas. Cuba es música, en sí, alegría de vivir, un ritmo para la vida diferente. Bailan hasta cuando andan o hacen cola, está en su ADN.

Vemos que también rezó bastante.

-Soy católica y creyente, pero no de rezar e ir a misa habitualmente. Rezo cuando cojo un avión... y como cojo muchos (risas). Bueno, también cuando tengo algún problema.

Hablaba antes de más ritmo y color. Los proporcionan los arreglos de jazz latino y son.

-Así es. Fue criterio del productor, Javier Limón, ahí no me metí demasiado. Él quería dar una vuelta de tuerca musical a los boleros. Al principio sí me llamó la atención porque algunas canciones arrancaban y no sabía ni cuáles eran. Esa es la libertad del jazz, que le da un tono muy carismático al disco.

No son solo boleros...

-Claro, está la copla María de la O, la ranchera Volver, volver... Y se cuela también Un vestido y un amor, de Fito Páez, que es una belleza. La he añadido de cosecha propia.

En el disco se muestra comedida vocalmente, como si usara una brida.

-Es que este es otro estilo diferente a la lírica. Canto bajito, como dicen al otro lado. Es un registro más intimista, que no busca demostrar si tengo un gran chorro de voz sino contar más que cantar. Me gusta investigar y soy una persona curiosa, por lo que estoy aprendiendo a cantar este estilo de música. Canto como lo hacíamos en casa.

Se acerca, pues, con una clave diferente.

-Totalmente, y eso es lo bonito para cualquier artista, el poder sumergirte en distintas conceptos de interpretación de la música y de moldear la voz.

¿Le da la misma importancia a ambos estilos? Ya sabe, el extendido tópico de la música culta y la ligera, que se decía antes.

-Ya, ya... Yo le doy importancia a toda la música y a toda forma de arte, sea clásica o popular. Ofrecen ambas grandes obras y compositores que forman parte de nuestra vida. No crecí solo escuchando ópera, también estas canciones o a The Beatles forman parte de mi banda sonora. Y me siento afortunada por ello, porque vocalmente puedo llegar a varios registros. No es fácil salir del modo lírico, me ha costado investigar mucho.

‘Frenesí’, ‘Ansiedad’, ‘Guantanamera’, ‘Piensa en mí’... ¿Así no hay quien falle o resulta arriesgado porque las hemos oído multitud de veces y en diferentes gargantas?

-Ahí te lo dejo a ti. Es cuestión de opiniones. Una cosa está clara, que nadie muere o mata en el intento. Luego, te puede gustar más o menos cada versión. Yo las cuento como quiero, con mi alma y disfrutándolas, pero reconozco que versionar es un riesgo. A veces, se piensa ¿qué se va a añadir?

¿Tiene alguna favorita?

-El rosario de mi madre es muy especial. Es la que abría las noches de fiestas familiares cantadas. Será siempre una de mis favoritas, como Guantanamera. Me lo pasé bomba cantando y bailando allí, mezclada con los cubanos.

Todas son canciones de emociones extremas, de amor, pasión y dolor. ¿Es así usted, se deja llevar por los sentimientos? Se ha casado ya varias veces...

-(Risas). Por favor, estáis todos obsesionados con mis cuatro bodas. ¡Si me voy a casar ocho veces, como mínimo! Ya de tirada al barro, a remozarme hasta arriba (risas). Yo heredé de mi familia vivir todo muy intensamente, tanto el amor como el dolor. Somos muy intensos en los sentimientos.

Quizás por ello, al contrario que otros artistas, no le teme a hacer declaraciones políticas.

-Bueno, a ver, cuéntame... ¿A qué te refieres?

En el documental cubano jura la bandera de España, se declara vasca pero muy española...

-Sí, y mi aita es del PNV. Obviamente soy vasca por los cuatro no, por 25 costados. Vasca, vasca y orgullosísima de mi cultura y de mi pueblo. Pero también, al haber viajado tanto y compartido otras culturas, opiniones y gente, me considero vasca universal y, como vasca, española también. Y no tengo vergüenza. Perdona, es un término mal usado. Lo siento como un orgullo, y el resto de las personas que conforman en el Estado a los vascos nos quieren mucho. A veces los amores queridos son los más reñidos. Yo me siento muy querida y respetada, y es de bien nacidos ser agradecidos.

Es de las pocas voces que han defendido a Plácido Domingo.

-Igual debería estar más callada, pero creo que está viviendo una caza de brujas. Hay cosas que son intrínsecas en mí y sería ridículo no apoyar a Plácido en este momento porque lo he vivido y sentido así, con él y con su familia. Al ver estos derroteros... es una caza de brujas, sin más. Que a una persona le gusten las mujeres y flirtear... ¡Yo qué sé, deberían estar la mitad de los hombres perseguidos! Eso es diferente al acoso, a obligar a alguien a hacer algo que no quiere. Ahí, en ese caso, no parto peras con nadie, ni con Plácido ni con el Sunsum Corda. Ahí me pongo la primera. Pero con la experiencia que tengo con Plácido, que me ofrezcan pruebas.

Volvamos al disco y la gira ¿Cómo se traslada este repertorio a los escenarios?

-Iré a Bilbao con mis músicos cubanos. He decidido hacer un impasse en mi carrera lírica y poder llevar a cabo una turné. Quería un buen lanzamiento y cantar en directo y darlo todo.

Sin dejar la lírica en 2020, imagino.

-La lírica está conmigo continuamente. El domingo canto en Menorca tras hacerlo en el Auditorio Nacional esta misma semana, y hay proyectos con Tosca y Manon Lescaut en Torre del Lago, de donde era Puccini, además de un tríptico... Mi carrera sigue y el de estas canciones es un matiz más, diferente, de ella.

“Le doy la misma importancia a toda la música, sea clásica o popular. Ofrecen obras que forman parte de nuestra vida”

“Soy vasca estoy orgullosa de mi cultura, pero al haber viajado tanto me considero una vasca universal, y como vasca, española también”

“A Bilbao iré con mis músicos cubanos; he decidido hacer un impasse en mi carrera lírica y poder llevar a cabo una turné”