L nombre protagonista de esta historia, NYX, alude a la diosa primordial de la noche en la mitología griega y por él también se conoce a un satélite de Plutón. Según relata Homero en su célebre La Ilíada, NYX es la única divinidad a la que realmente temía Zeus, lo que habla bien a las claras de sus poderes. Metidos de lleno en el trepidante siglo XXI emerge junto a las aguas de la ría el NYX Hotel Bilbao, un hotel con alma de artista de vanguardia. En los tiempos modernos, los nombres de los dioses son otros tales como music, art, fashion, hipster, urban, cool o funky que merodean al Zeus moderno, el lifestyle. Su poder de atracción a los seres humanos de vanguardia es extraordinario. Más adelante hablaremos de ello.

Ahora compete hablar de los orígenes, de las tierras que hoy gobierna NYX. A finales del siglo XIX el Grand Hotel d’Angleterre levantaba sus reales en el concurrido paseo del Boulevard o del Arenal, allá en la esquina con la calle del Correo. Nos recuerda Antonio Fernández Casado que el líder socialista Indalecio Prieto dejó escrito en su libro de recuerdos bocheros: “(…) el Hotel d’Angleterre que sólo ocupó el primer piso del viejo edificio anterior al que ahora llena totalmente. Allí aprendí yo las primeras palabras de francés traduciendo un rótulo ovalado que había en la puerta y que rezaba: Hotel d’Angleterre. Premier étage”. Entre sus clientes más habituales se encontraban los actores de teatro y los matadores de toros. Entre ellos, la actriz María Guerrero cuando actuaba en el vecino Teatro Arriaga. El hotel era también conocido, por la gente de la calle que no hablaba francés, como Hotel Londres. En sus bajos acostumbraba a reconfortarse, en los pocos tiempos libres que tenía, el corresponsal de guerra George L. Steer, el hombre que comunicó al mundo el bombardeo de Gernika. Cuentan las crónicas que la noche del 26 de abril, el corresponsal sudafricano se encontraba en Bilbao cuando llegaron noticias de que Gernika estaba en llamas. Estaba cenando en el hotel Torrontegui, vecino del Grand Hotel d’Angleterre, en compañía de Noel Monks del Daily Express, Christopher Holme de la agencia Reuters y Mathieu Corman del diario parisino Ce Soir. Llegaron a Gernika a las 11 de la noche y Steer se dedicó a entrevistar a distintos supervivientes hasta primeras horas de la mañana del día 27. A su vuelta a Bilbao haría lo mismo hablando con muchos de los refugiados que habían alcanzado la capital. Su informe, aparecido el 28 de abril en The Times y TheNew York Times, de tono contenido y huyendo de todo tipo de sensacionalismo, fue el parte más importante enviado por un periodista en la guerra civil.

El Grand Hotel d’Angleterre fue calificado como “centro bilbaino del hospedaje internacional” y escenario de algunos de los actos sociales más sobresalientes de los primeros años del siglo XX. Alejandro de la Sota relató como la modista francesa Madame Dubois establecía su cuartel general en este hotel periódicamente para mostrar a las damas bilbainas las últimas creaciones de la moda importadas de París. Entre su clientela se encontraban algunos ilustres dirigentes políticos como Melquíades Álvarez o Manuel Azaña, que el 1 de agosto de 1925 en su visita a Bilbao escribió dos cartas con membrete de este hotel a su cuñado, Cipriano Rivas Cherif. Ya lo ven, hotel con vida.

El Grand Hotel d’Angleterre cambió su nombre por el de Hotel Almirante, a la vez que de propietarios, los hermanos Zubillaga, mientras ampliaba sus instalaciones. En su nueva etapa pertenecía a la familia de cristaleros de origen belga Deprit, propietarios a su vez de la compañía Vidriera de Lamiaco fundada en 1892. Era 1949 y Rafael Fontán realizó una reforma para que el antiguo hotel diera paso al moderno Hotel Almirante.

La estructura principal se conservó cuando en 1977, Javier Fontán Gamarra y Jose Luis Urrutia Bilbao lo transformaron para ser la sede de la Cooperativa de Crédito Caja Rural Provincial de Vizcaya, posterior Laboral Kutxa (Ipar Kutxa). Así fue hasta abril de 2019. Tras casi año y medio de obras, recuperado nuevamente para el uso hotelero, la transformación del antiguo hotel fue absoluta. El proyecto actual apenas ha conservado algunos elementos originales de la estructura, como la elegante fachada y la escalera que da acceso a las habitaciones.

Producto de esta remodelación integral es la nueva planta baja, que destaca por ser un espacio diáfano, abierto a los transeúntes de la calle Correo. La luz natural penetra por la claraboya situada en el tejado, atravesando el corazón del edificio hasta la planta cero y creando un atractivo efecto.

Las 109 habitaciones están ?distribuidas en tres categorías (Down to Earth; Space y NYX Suite) y el hotel está enfocado a una nueva generación de viajeros, los llamados city lovers, los amantes de la vida urbana. Para ello se ha prestado especial atención a la tecnología, incluyendo gadgets imprescindibles como cargadores para smarthphones. La joya de la corona del hotel es su terraza panorámica, localizada en la octava planta y que ofrece unas bonitas vistas de Bilbao.

La estética clásica del exterior del edificio contrasta con el estilo transgresor puertas adentro. La decoración de NYX Hotel Bilbao, firmada por el interiorista alemán Andreas Neudham, apuesta por una combinación efectista de tonos, tejidos y texturas para crear un ambiente inequívocamente vanguardista.

La llamativa presencia de una colección de obras de artes contemporáneas comisariada por la plataforma Urvanity Art potencia el efecto. Se encuentran distribuidas por todo el hotel. Todas han sido realizadas por jóvenes artistas locales y constituyen una muestra relevante de las tendencias actuales del urban art en el País Vasco.

La propuesta gastronómica es otra de las señas de identidad de NYX Hotel Bilbao, gracias a la colaboración con Grupo Yandiola y su chef Borja Etxebarría. El Clash Bar, en la planta noble, ofrece cócteles de autor y un picoteo selecto, con tapas cuidadas y elaboradas con productos de calidad y proximidad. Las instalaciones del hotel se completan con una sala para reuniones, con capacidad para 45 personas. Todas las zonas comunes del hotel y algunas de sus habitaciones están adaptadas. Son siglo XXI.