La ONU (Organización de Naciones Unidas) calcula que en el año 2050 habrá casi 10.000 millones de personas en nuestro planeta. Eso supone que la producción de alimentos debe aumentar en torno al 70%. Pero, ¿cómo conseguirlo? Es cierto que la población es cada vez más consciente del desperdicio alimentario y, por tanto, de consumir responsablemente; además de que se apuesta por una productividad agrícola más sostenible aprovechando los recursos naturales. Sin embargo, esto parece no ser suficiente. Así que en esta batalla para alimentar a todos aparece la tecnología y con ella el término foodtech, un vocablo inglés que fusiona food (comida) y technology (tecnología). 

Carne vegetal quorn

Carne vegetal quorn G.I.

Alimentos de laboratorio

Al pensar en comida creada en un laboratorio, seguramente nos vienen a la cabeza productos poco apetecibles o similares a los que consumen los astronautas. Sin embargo, la tecnología hace que no sea así, sino que incluso sea más atractiva tanto a la vista como para el paladar. Un ejemplo es el bacon 100% vegetal bioimpreso 3D de las firmas navarras Foodys y Cocuus que ya se comercializa con un precio similar al bacon tradicional. Con la mitad de grasa que su semejante, aseguran que tiene una textura similar. Y lógicamente, es mucho más saludable que el producto procedente del cerdo. 

Este es uno de los alimentos plant-based, tendencia en los últimos años. Este concepto hace referencia a aquellos productos y bebidas de base vegetal. Y es que según la Asociación Española de Productores de Alimentos y Bebidas Vegetales, casi la mitad de los españoles ha incorporado este tipo de alimentos a su dieta, cada vez más presentes en las tiendas de alimentación. 

Aunque este concepto no es algo nuevo, ya que desde la década de los 80 en el mercado británico se comercializa el quorn, carne vegetal elaborada a partir de la fermentación del hongo Fusarium venenatum

Leche laboratorio, de Remilk

Otro sector en la alimentación en el que está experimentando para crear productos más saludables y sostenibles es el de los lácteos. De hecho, la empresa israelí Remilk y la estadounidense Perfect Day ya han lanzado al mercado una bebida con misma textura y mismo sabor que la leche de vaca pero sin contener elementos dañinos como colesterol, antibióticos, hormonas o lactosa. Ambas compañías utilizan el mismo proceso para elaborar esta leche: la fermentación de precisión. Se trata de una tecnología que utiliza microorganismos en condiciones controladas para producir productos idénticos a los que estamos acostumbrados pero sin intervención animal. En este caso, se copia el gen responsable de la producción de proteínas lácteas en las vacas y se inserta en una levadura que absorbe esa información genética y produce copias idénticas de la proteína animal. A partir de ahí se pueden elaborar productos como leche, queso o helado. 

También los macarrones, spaguetti y demás versiones de la pasta aparecerán en otro formato. En un futuro encontraremos pasta metamórfica o tetradimensional, es decir, cuya forma y volumen cambiará al ser hidratada o calentada. Y todo gracias a que se sintetiza con biopolímeros naturales con memoria para que se transformen en una determinada forma. Así, se pueden empaquetar utilizando menos materiales.  

Comida impresa

Un dispositivo que llama mucho la atención en este ámbito es el de una impresora 3D de comida como Foodini. La empresa Natural Machines se encuentra detrás de este electrodoméstico que asegura que acelera el proceso de preparar la comida con ingredientes frescos. Con ella se pueden personalizar los alimentos, comer de manera más saludable, mejorar la eficiencia en la cocina y reducir el desperdicio de alimentos. Para utilizarla, se debe preparar el relleno de los alimentos y meterlo en cápsulas en la impresora. Una vez elegido el diseño, va imprimiendo las formas para crear distintos platos con texturas y sabores diferentes. Otra de sus ventajas es que no habrá que esperar horas para degustar nuevas recetas, sino que las prepara en unos minutos.

Arroz rosa desarrollado en la Universidad Yonsei.

Por otro lado, un equipo de investigación de la Universidad de Yonsei (Corea del Sur) ha dado un paso más allá en la elaboración de alimentos y ha desarrollado un producto híbrido, en el que se mezclan células de grasa de vacuno con granos de arroz. De esta manera, se consigue un arroz mucho más barato, con más proteínas y un impacto menor en el medio ambiente.