La acidez o ardor de estómago, también conocida como pirosis, es una de las molestias digestivas más comunes en la población general.

Según la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), se estima que alrededor del 30 % de las personas la padecen al menos una vez a la semana. A pesar de su frecuencia, muchos pacientes no le dan la importancia que merece, lo que puede derivar en problemas mayores si no se trata adecuadamente.

La acidez estomacal se manifiesta como una sensación de ardor en la parte baja del pecho o la garganta, causada por el ascenso del contenido gástrico ácido hacia el esófago. Esta afección es un síntoma característico del reflujo gastroesofágico, un trastorno en el que el esfínter esofágico inferior no se cierra correctamente, permitiendo que los ácidos del estómago regresen hacia el esófago.

Cuándo consultar al especialista

Si bien muchas personas experimentan acidez de forma esporádica, cuando se presenta de forma recurrente —varias veces por semana o durante largos periodos— es fundamental acudir a un médico especialista en aparato digestivo.

La automedicación, habitual entre quienes padecen síntomas leves de manera reiterada, puede enmascarar otras enfermedades o agravar el cuadro clínico. Además, existe un porcentaje significativo de personas que padecen reflujo silencioso, sin molestias notorias, pero con daño progresivo en el esófago.

Ardor de estómago Freepik

Hábitos que ayudan a prevenir la acidez

Una serie de medidas puede ayudar significativamente a prevenir o reducir la acidez estomacal:

  • Fraccionar las comidas: Realizar cinco comidas al día, sin llegar a la saciedad en ninguna de ellas, ayuda a evitar el exceso de presión sobre el estómago.
  • Evitar ciertos alimentos: Es recomendable limitar o suprimir el consumo de chocolate, frutas cítricas, menta, café y comidas muy grasas, ya que pueden relajar el esfínter esofágico o aumentar la acidez gástrica.
  • Eliminar bebidas perjudiciales: Las bebidas alcohólicas y gaseosas aumentan el riesgo de reflujo y deben evitarse, especialmente antes de irse a dormir.
  • No fumar: El tabaco reduce la presión del esfínter esofágico y favorece el reflujo.
  • Controlar el peso corporal: El sobrepeso incrementa la presión intraabdominal, lo que favorece el ascenso de ácido gástrico.

El papel del ejercicio físico

La práctica regular de ejercicio físico es una herramienta eficaz para prevenir la acidez estomacal. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda realizar entre 150 y 300 minutos semanales de actividad moderada o entre 75 y 150 minutos de actividad intensa, además de ejercicios de fortalecimiento muscular al menos dos veces por semana.

El ejercicio no solo ayuda a mantener un peso saludable, sino que también mejora la motilidad intestinal y reduce el estrés, otro factor vinculado a los trastornos digestivos.