Las audiencias multimillonarias que han traído las redes sociales, como veis, pueden llegar a hacerte ganar más que tu propio trabajo

Sin embargo, creo que a la par que es bueno resaltar lo conseguido por este futbolista, conviene clarificar que esto no es un influencer al uso. Es una celebridad. Una persona fuera de todo registro. De hecho, pensaba en otro suceso transcurrido en 2021 relacionado con el anterior. No sé si recordaréis el vídeo viral en el que Cristiano Ronaldo cambiaba agua mineral por una marca de refrescos (Coca Cola) durante una comparecencia ante los medios durante la Eurocopa de 2021. El cacareado discurso fue que los influencers(la acción cayó de 56,18 a 55,44, por cierto). En realidad, parece que la caída de Coca Cola se produjo tras el anuncio del reparto de dividendos. Aquel lunes fue el último día para elegir esta opción por parte de los accionistas. Cuando esto se produce la acción suele bajar. No dudo que Cristiano Ronaldo tenga influencia. Pero dudo que tanta como la que se citó. Se produjo un cisne negro. Dos casualidades pero sin causalidad. Pero lo que sí nos recuerda es que en esta era de las redes sociales multimedia, las audiencias que se pueden construir para marcas personales pueden ser muy relevantes. Y que inexorablemente nos conducen a una era en la que esto seguirá creciendo y por lo tanto, desarrollando nuevas lógicas.

límites

Pero, también nos debe alertar que la excelencia no suele ser escalable. Hace unas semanas se publicó un artículo en el New York Times que hablaba de "los límites de los influenciadores". Básicamente venía a exponer, para el caso concreto de la venta de libros, que tener seguidores o likes no te aseguran que vayas a conseguir persuadir para que te compren algo. A los que me conocéis, sabéis que durante años he sido muy crítico con esas identidades digitales que se exponían como influenciadores. Al final creo que todo ese ruido fue construido entre unos y otros porque todos tenían incentivos para que así fuera. Para el usuario era bueno proyectarse y para la red social (que gana dinero con la atención de las personas), también. Cuanto más usemos su producto gratuito, mejor.

Pero todo esto llevó a que se produjeran grandes estafas que casi llamaría piramidales. Busquen en Google "comprar seguidores". Cuestión de céntimos de euro. Miren en la herramienta Google Trends la búsqueda de la palabra influencer. Eso viene a decirnos que hay gente que dice que incluso quiere ser influenciador. Es una forma muy básica de confundir objetivo con sistema, pero explicar esto excede el espacio disponible.

Hay casos de éxito, lo sé, pero también de sonoros fracasos. Como siempre, nos iría bien cierta dosis de pensamiento crítico. Tener seguidores sin saber si son "reales" o si "interactúan" con la persona a la que siguen es absurdo. Es cuestión de calidad, no de cantidad. Y hay herramientas para medirlo.

Por todo lo anterior, suele ser bueno distinguir las cosas. Y por mucho que se citen en medios de comunicación o se proyecten en todos los sitios determinadas ideas, que las demos una vuelta antes de extraer conclusiones. El concepto "influir", según la RAE, implica producir efectos. Si son las redes sociales las que traen eso, apaga y vámonos.

Hay casos de éxito, pero también de sonoros fracasos. Nos iría bien cierta dosis de pensamiento crítico. Tener seguidores9 sin saber si son "reales" es absurdo. Es cuestión de calidad, no de cantidad