Digerida la victoria de Iván Romeo en el Mundial de crono sub’23 con serenidad, Iván Velasco (Arrasate, 7 de febrero de 1980) desentraña didáctico para este periódico las claves de la victoria de su pupilo en el Movistar.

A Iván Romeo le salió perfecta la crono del Mundial.

–Sí, todo salió muy bien. Sabíamos que había mucha gente buena como Segaert, Christen, Del Toro, Söderqvist... La idea era optar al podio. Ganar siempre es difícil pero siempre estaba en su cabeza y en la nuestra estar en el podio.

¿Cuál era el plan?

–Todo el tema de la posición, los materiales, la aerodinámica… es algo que ya teníamos desde el invierno. Esa es la base de todo. Una vez se conoce el recorrido hay que preparar una estrategia del ritmo que se va a llevar. Conociendo el potencial de Iván, sabíamos los vatios que podía manejar en un esfuerzo de 36-37 minutos, que era el cálculo que teníamos respecto a la duración de la crono. A partir de ahí se dividen los vatios en las distintas zonas del recorrido, tanto llano, como en subida, para maximizar y sacar todo su potencial. Los cálculos los tuvimos muy claros, pero luego hay que tener el día. Salió todo perfecto.

¿Cuándo intuyó usted que Romeo podía llevarse el oro?

–Las cronos son matemáticas. Eso sí, luego tienes que tener el día. Todo está muy bien medido y calculado. Sabemos más o menos qué puede pasar. Cuando entró en meta y vi el tiempo que le había sacado a Christen en el segundo parcial sabía que muy poca gente podría hacerlo más rápido que él en el último tramo. La clave estaba en el segundo sector, en cómo pasaras por ahí. Cuando vi que Segaert pasaba solo con 5 segundos a favor, sabía que podía ganar.

Romeo comentó que reservó fuerzas para el final, para el tramo de llano de los últimos kilómetros.

–Él dice que reserva, pero he mirado los datos y en realidad iba sobre el plan previsto. Lo que pasa es que tuvo un gran día y el esfuerzo no le supuso esa percepción de ir a tope desde el principio. La parte clave para él eran los 12 últimos kilómetros llanos. Él tiene mucha potencia absoluta por su peso y como la aerodinámica está trabajada, sabíamos que la gente iba a llegar bastante tocada a ese punto. Había que llegar con algo guardado para dar el máximo. Iván se encontró tan bien que en el final incluso sobrepasó los ritmos que teníamos marcados. Superó lo previsto. Acabó muy, muy fuerte, de ahí su parte final donde sacó tantísimo tiempo.

¿Cree que ser campeón del Mundo le cambiará?

–Es un chaval muy cuerdo, muy inteligente, que analiza todo muy bien y tiene una actitud muy buena en la victoria y en la derrota. La victoria del Mundial será un punto de inflexión para él . Es muy ambicioso. Este año nos habíamos planteado estar rondando en el top-10 en todas las cronos. Ha ido medianamente cumpliendo. Sí que creo, después de hablar con él, que esto tiene que darle tranquilidad. Estamos cerca de los mejores. Ahora es cuestión de seguir trabajando. Ese punto de tranquilidad le puede hacer estar delante.

¿Cuándo le conoció?

–Le conocí cuando él tenía 18 años, cuando corría en la academia de Samuel Sánchez en juveniles y ya desde entonces es alguien muy centrado, muy cabal. Habla inglés, habla francés… Ha conocido otro ciclismo cuando salió a correr fuera. Sabe cuáles son sus límites, que no va a ser un escalador, sabe lo que quiere, tiene claro todo. Estudia, sabe de números, sabe de entrenamientos. Al final es un pequeño diamante en bruto, tanto por potencial como por actitud. Su cabeza le va a llevar a hacer estas cosas. Más que él no ha creído en esto nadie. El haber ganado, ser campeón, no le va a cambiar, pero le servirá de punto de inflexión para que se lo crea un poco más y confiar en él aún más.

En las cronos, que son pura agonía y búsqueda de los límites, en buena medida se trata de tener una gran capacidad de sufrimiento.

–Además de la capacidad de sufrir, al final te tiene que gustar la crono para rendir bien. A él le encanta esto. Si no te gusta, las cosas no salen. Le apasionan las cronos. Mentalmente es más fácil tener capacidad de sufrimiento cuando te gusta el mundo de las cronos. Ha trabajado las cronos desde juveniles y siempre tiene ganas de aprender. Va a ser un gran rodador y un gran contrarrelojista en el futuro. Veremos hasta dónde puede llegar.

¿Cómo ve su progresión?

–En los últimos dos años en el equipo ha progresado muchísimo. A nivel de datos ha progresado una barbaridad. Si sigue progresando en esta línea será muy bueno. Le veremos delante con los buenos y disputando etapas en el WorldTour seguro. Es alguien con motor muy grande, pero tiene peso y eso penaliza en repechos muy duros del 12 o el 15%. Sin embargo, en cronos con repechos que se muevan entre el 5 y el 7% se maneja muy bien.

El campeón es él, pero usted es parte de su éxito. ¿Como se siente?

–No tenemos a Remco, que gana todos los días, Mundiales, Juegos Olímpicos… de todo en crono. Es una satisfacción terrible ver a chavales que van saliendo, que les ves crecer y convertirse en ciclistas. Además, en la disciplina que más controlas tú, es algo bonito cuando ocurren estas cosas. Te sientes partícipe y es muy gratificante.