El año pasado estuvo plagado de trabajo para Pello Bilbao. El ciclista del Bahrain Victorius corrió todo lo que sus piernas le permitieron y siempre lo hizo de forma notable. Se convirtió por méritos propios y de manera holgada en el mejor corredor vasco del 2022. Y es que su palmarés personal se vio engrosado bastante: tres victorias de etapa -en la Itzulia, en el Tour de Los Alpes y en el Tour de Alemania-, una quinta plaza en el Giro de Italia y otra quinta posición en la Strade Bianche. Una plaga de éxitos que, sin embargo, pudieron ser más puesto que Bilbao estuvo a punto de llevarse la citada prueba alpina, en la que fue líder de la general hasta el último día; y arañó el triunfo en Alemania, donde quedó finalmente segundo. Además, esa quinta plaza en el Giro, lejos de contentarle, le dejó frío. Insatisfecho. Consciente de que podía haber hecho más. Que sus piernas, su alma y su equipo tenían aliento para un empujón más.

Y es que el gernikarra es un tipo con ambición. Solo así se puede comprender que todavía ponga peros a su mejor temporada. Que después de todos los éxitos recuerde con mal sabor una Clásica de Montreal que quería para él pero terminó por escapársele. Solo así se puede llegar a entender que la mejor campaña de su carrera ciclista le llegue con 32 años, a una edad en la que muchos de los corredores destacados están ya agotados. Quemados. “Poder decir que he hecho mi mejor temporada con esta edad es la mejor de las señales. Porque sin duda ha sido mi mejor año, pero aún así creo que sigo progresando y que no he llegado a mi máximo nivel. Siento que puedo mejorarlo”, explica.

De esta forma, tras haber digerido el exitoso 2022, Bilbao ya piensa en la siguiente temporada. Esa que para el Bahrain comenzará el próximo día 17 en Australia y que llevará al gernikarra por la Strade Bianche, la Itzulia y las clásicas de las Ardenas. Sin embargo, el ciclista no puede obviar el gran evento de 2023. Ese Tour de Francia que comenzará en Bilbao y que en esa primera etapa recorrerá el pueblo de Pello y los senderos en los que suele entrenar. Un hecho histórico para el que el compañero de Mikel Landa está más que motivado: “Es algo que probablemente no vaya a suceder nunca más en nuestra vidas. Eso me emociona. Poder vivir esa experiencia va a ser un lujo. Intentaré hacerlo lo mejor posible ese día. Siempre hay que aprovechar las ventajas de conocer el terreno”, concluye.