Bilbao - Se presentó en la Itzulia, confirmó sus prestaciones al llevarse el Tour de Romandía y ayer sumó otro éxito más a su corta carrera al ganar su primera etapa en el Giro de Italia. Se trata de Ilnur Zakarin. La esperanza rusa. Un ciclista todoterreno de tan solo 25 años que no para de protagonizar tardes de gloria. Exhibición tras exhibición. En el Autodromo Enzo e Dino Ferrari, el conocido circuito de Ímola y acostumbrado a vivir grandes gestas automovilísticas, el corredor del Katusha fue todo un ciclón. Un Fórmula 1. Fiable y veloz motor ruso. Zakarin consiguió la victoria en la undécima etapa después de realizar un brutal ataque a falta de 23 kilómetros que dejó sin opciones a sus compañeros de fuga, entre los que se encontró Beñat Intxausti, que a pesar de no conseguir la victoria terminó la etapa con buenas noticias al recuperar el maillot azul del líder de la montaña.

Las subidas al Tre Monti se presentaron como las principales dificultades del día. Tres vueltas a un trazado rompepiernas con final en el circuito de Ímola. El lugar para atacar estaba marcado y Zakarin, Intxausti, Betancurt, Pellizotti y Hesjedal, Rosa y Krusiwijk, fugados desde los primeros coletazos de la etapa, diseñaron estrategias, afilaron los dientes antes del golpe decisivo y esperaron ansiosos a la última ascensión del día para romper definitivamente el grupo. Pero a falta de 23 kilómetros. A falta de todo un mundo. El ruso del Katusha decidió dar el mazazo definitivo. Saltarse el guión y lanzar un ataque kamikaze. A lo loco.

Lejos de entenderse, los perseguidores dejaron hacer, esquivaron responsabilidades y permitieron que el ciclista tártaro cogiera unos metros. Un pequeño hueco al que Zakarin sacó el máximo rendimiento. Vio la opción y no dudó. 23 kilómetros en solitario, como si de una contrarreloj se tratara. Terreno favorable para él. El del Katusha no solo mantuvo su diferencia, si no que la aumentó hasta dejar a todos sus rivales sin opciones, rendidos ante su superioridad.

Por detrás, los principales nombres de la general se decidieron a vigilarse. Después de endurecer la carrera, el grupo se fragmentó en mil cachos y Alberto Contador trató de atacar para arañar un par de segundos a la clasificación. Un test antes de los grandes puertos al que todos los ciclistas respondieron, algunos con más problemas de los esperados como Fabio Aru. También lo pasó mal para no perder tiempo Rigoberto Urán, que volvió a caerse una vez más y tuvo que tirar al máximo para reengancharse al grupo principal. Enésimo inconveniente en un Giro que parece maldito para el colombiano.

Intxausti, maillot azul Intxausti llegó en cuarto lugar y dejó escapar una opción para conseguir sumar su segunda etapa del presente Giro. Pero la jornada acabó siendo positiva para el zornotzarra, que recuperó el maillot azul de líder de la montaña. “En el día de hoy, cuando hemos visto el perfil, hemos sido conscientes de que era muy propicio para fugas como esta. No había muchos puntos para la montaña, pero para mí es importante puntuar poco a poco de cara a la clasificación de la Montaña y, si se puede, intentar disputar la etapa también”, declaró Intxausti nada más terminar.