A cualquier cosa la llaman piso hoy en día. Las dificultades para acceder a una vivienda, sobre todo en las grandes ciudades, y más si hablamos de un alquiler asequible (que es un concepto en extinción) han llevado a que estén saliendo al mercado auténticas infraviviendas, casi zulos, esperando que algún joven con sueldo precario desesperado por emanciparse o un trabajador que llega nuevo a la ciudad se lancen a vivir ahí. Y no es que sean precisamente baratas, porque si se hace la cuenta del precio en relación al metro cuadrado… asusta.

En los últimos tiempos se han hecho virales en las redes sociales alquileres de casetas de madera, porterías o balcones como habitaciones o incluso apartamentos, pero el que ha provocado un importante revuelo en las últimas horas es uno de los más indignos que se ha podido ver. De hecho, el anuncio ha desaparecido del portal inmobiliario que lo alojaba poco después de que una usuaria lo compartiera en la red social X (antes Twitter). Lo que no se sabe es si ha sido porque ya se ha alquilado o porque el dueño ha sufrido la ira de los internautas y ha eliminado el anuncio.

El post ha sido retuiteado por la cuenta @elzulista, especializada en, como su propio nombre indica, compartir los peores zulos que aparecen en el mercado inmobiliario. “Cuarto de escobas en Madrid por solo 400 euros al mes! Quien no se independiza es porque no quiere!”, han titulado la publicación.

Las fotos son descorazonadoras. Un auténtico zulo interior en una planta baja en el barrio de Cuatro Caminos con una puerta con rejas por donde apenas entra luz del patio con una butaca que se extiende para hacer de cama con unos cojines, una ducha con cortina a escasos centímetros de la pequeña placa para cocinar (peligro de morir electrocutado) que está sobre una mininevera, una mesita, una televisión y unas perchas casi a la altura del techo.

Dos elementos llaman mucho la atención. Uno por su ubicación, el microondas: el espacio es tan reducido que lo han colocado a una altura que o juegas en la NBA o necesitas una banqueta o incluso una escalera para poder calentar la leche. Y el otro por su ausencia: no hay retrete. Bueno, sí lo hay pero está fuera del habitáculo. Para llegar a él hay que salir al exterior y recorrer el patio común aunque, eso sí, es de uso exclusivo del inquilino de ese zulo.

De ahí que haga gracia que en el anuncio avise de que “es unipersonal, solo para una persona”; como si hubiera dudas. Pero a pesar de lo indigno del habitáculo no aceptan a cualquiera. “Se pide demostrar solvencia, que esté trabajando y un mes de fianza”.