Se llenó la librería Elkar (Iparragirre 26) de letradas, letrados y gentes de letras. Y, tratándose del detective Garrincha, también de gentes de la pesquisa.
A las siete de la tarde, el abogado, escritor, expresidente de la Sociedad El Sitio y otras muchas cosas, Juan Infante, presentaba su décima obra, que es la quinta novela negra protagonizada por el duro Garrincha y, esta vez, también por su Beretta.
Infante se paseaba ligeramente inquieto, con las manos en los bolsillos, por los pasillos atestados de volúmenes de Elkar, desde al menos medía hora antes de la marcada para el acto. Estaba todo dispuesto, con su mesita y su micro al fondo. Y con unas filas de sillas que se mostraron insuficientes. Porque fueron llegando fans y colegas como un rosario. El autor les firmaba una concienzuda dedicatoria. Se prodigaron abrazos y saludos efusivos.
Cuando ya no se cabía, la escritora y profesora Belén Vélez presentó obra y autor. “Aunque no sea necesario, porque todo el mundo le conoce”, dijo. Después desgranó la novela evitando con habilidad los spoilers. Rindió homenaje al maestro bilbaino del género negro, José Javier Abásolo, en el segundo aniversario de su prematura muerte.
“Con un incendio en una fábrica de Sestao, junto al río Galindo, ahí empieza todo”, reveló Juan Infante. “Encargan a Garrincha que investigue el asunto porque saben que él puede llegar a los bajos fondos de Bilbao que no alcanza la Etzaintza”, apuntó.
Por supuesto, se encontraban entre el público un buen puñado esgrimistas de la literatura, como Juan Mari Barasorda, Javier Maura, Pedro Ugarte o Hermelo Molero. También la dibujante, escenógrafa y actriz, Begoña Zuaznabar; así como el médico experto en reproducción asistida y personalidad política de la Transición, Roberto Lertxundi; o el abogado especializado en litigación civil y mercantil, Borja Castiella.
Disfrutaron de la presentación de Garrincha y su Beretta, Begoña Martínez, Txelo París, Borja Castiella, Aitor Mezo, Jon Igual, Beatriz Celaya, Txema Sandoval, Camille Cruz, y Sigifredo Domingo.
No faltaron Esther Arrate, Isabel Usobiaga, Ana García Iturri, Víctor Ozaita, Juan Antonio Herdi-Bronstein y el amigo y cliente del autor Mikel Bilbao.
Aparecieron de las primeras Claire Morisseau, María José Furandarena, María Hoyos, Lucía Bilbao Goyoaga, Ana Ozaita, Ana Macho y Tania Kindling.
Pudieron sentarse Javier López Lorente, Javier Carbajo, José Luis Cañada –seguidor confeso del detective Garrincha–, Ibone Blanco o Juan Martínez de Lecea Cotis.
La reunión terminó llegando a la puerta de la librería, que es de esas con sensor de presencia. Cada poco, se movía alguien junto al chisme y las dos hojas de cristal se abrían. Y miraba el personal, como si en una de aquellas aperturas fuera a aparecerse el propio Garrincha “con su cuchillo dibujado en la mirada”.