Dicen que el jazz, como el boxeo, necesita un foco cenital que rompa la oscuridad y el humo con su cono de luz temblorosa y amarillenta. Pero qué va. Los Reservoir Monks lo demostraron ayer tarde en el Parque de Doña Casilda. Entre la escultura de Tonetti y la fuente. Cerca del kiosko. Ahí estaban dispuestos el modesto escenario, los altavoces y unas docenas de sillas. Justo ese era el lugar elegido por el programa municipal Musikauzo para su concierto.

“Como hace este tiempo casi brasileño, lo siguiente que tocaremos será una sambita”, anunció avanzado el repertorio el líder del combo, el guitarrista y profesor del conservatorio de Getxo Raúl Sáinz de Rozas. Porque, como si le gustara el jazz, el calendario regaló su primer día de verano al Botxo. Quizá el segundo buen día del año. Sol, brisa templada, cielo azul sobre la bóveda verde del arbolado. Y el sonido de un contrabajo, unos teclados, un saxofón, una batería y una gitarra eléctrica que evocaba la de Pat Metheny. Gloria pura.

Y, aunque a las 18.50 costaba localizar casi hasta a los músicos y solo un puñado de incondicionales ocupaban los asientos, los primeros acordes resultaron tan eficaces como las melodías del famoso flautista de Hamelin. No quedaron sillas libres en cuestión de segundos. Se cubrieron los bordes de los parterres de personas que bamboleaban la cabeza al ritmo del bajo y se formó un amplio semicírculo de gente de todas las edades: desde peques que bailoteaban hasta ancianos en sus sillas acompañados por quienes les cuidan. El jazz resulta balsámico. En general, la buena música.

Además del citado Sáinz de Rozas, formaban el quinteto el batería Juan Luis Castaño, el contrabajista Javier Mayor, Víctor de Diego al saxo y Marcos Salcines a las teclas.

La concurrencia disfrutó y aplaudió un repertorio que alternó estándares del género, como Secret Champ, del neerlandés Jese van Ruller, con temas incluidos en el disco 9,9,9 del propio músico de Getxo como Mik Mik un “homenaje ese perdedor: el coyote que trata de atrapar al correcaminos de los dibujos animados”.

A las siete en punto, con precisión kantiana, llegaron al lugar el físico Gonzalo Muga, primer director y fundador del Centro Cuántico de la EHU, y la doctora en matemáticas, catedrática en economía aplicada y anterior rectora de la universidad pública, Eva Ferreira. Algo más tarde, caminando desde Colón de Larreategi, y quedándose de pie junto a uno de los parterres, arribó el escritor Pedro Ugarte con un libro bajo el bajo. La mayoría de los bebés vienen al mundo con un pan bajo el brazo; Ugarte lo hizo con un libro que va cambiando cada pocos días.

Se encontraban la directora del FANT, Amaia Domingo, Toño Valdivieso, Uxue Terán, Itxaso Fernández y Amaia Aguirrezabal. Igual que los veteranos guitarristas Marcos Borge y Paco Fontán. Marcelo Curto se paró a escuchar y soltó un “¡Pero qué bien suenan!”. Y siguió camino. Estaba la activista cultural georgiana radicada en Bilbao, Veriko Gergedava, que paseaba con su familia, formada por Eliso, Paule y Andro. Y el conocido profesional Miguel San Cristóbal, sin los trastos de fotografiar y siguiendo el ritmo con las puntas de los pies, gozó del recital. Igual que el amante del jazz Felipe García, el motero jazzero José Luis Menéndez, Luis Miguel Ceberio, Inés González, Begoña Morales, Helena Gómez, Mila López, Mari Carmen Marcos o Lary Larrea. Al fondo, hacia el kiosko, Rafa Martíns y Raquel amagaron con bailar swing.

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Reservoir Monks tocan el 18 de junio en el Colegio de Abogados y participan después en la primera jam del festival de Getxo.

Musikauzo sigue con su programación. Por ejemplo, este sábado 31 en la Plaza Arabella y en la Plaza Media Luna de Txurdinaga con sendos conciertos de distintos géneros