Eran los días grises de la posguerra y José Luis Zumeta lanzaba sobre sus óleos, tantas veces de gran formato, un estallido de color, figuración y abstracciones. ¿Puede decirse que era un contrapunto a la oscura realidad...? Puede. Con todo fue acogido entre los grandes. No en vano, en 1965, participó en la fundación del grupo Gaur, junto con los escultores Jorge Oteiza, Eduardo Chillida, Remigio Mendiburu y Nestor Basterretxea, y los pintores José Antonio Sistiaga, Amable Arias y Rafael Ruiz Balerdi. En 1967 ganó el primer premio de pintura vasca con su Homenaje al Guernica de Picasso, y a partir de entonces ha recibido numerosos encargos públicos. En 1989, se le dedicó una exposición antológica en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, y participó en una exposición itinerante: Homenaje a las víctimas del franquismo. Fue, ya ven, un hombre repleto de personalidad. Hay que recordar que su labor en el diseño de portadas de libros y discos le hicieron popular entre el público no familiarizado con el arte contemporáneo.
Zumeta falleció en 2020 y es su hija, Usoa Zumeta, quien maneja los frutos del árbol de su legado. Ayer, sin ir más lejos, gracias a su empuje se inauguró la exposición Zumeta 24 en la galería Juan Manuel Lumbreras que hoy dirige su hija, Begoña Lumbreras. En la planta noble lucen 11 óleos sobre lienzo y en la planta baja 19 obras sobre el papel del artista de Usurbil. Lo harán hasta el 17 de octubre.
La muestra resplandece. Pueden hablar de lo que les digo, además de la gente ya citada, la diputada foral Leixuri Arrizabalaga; la directora de Cultura, Begoña de Ibarra; el consejero Bingen Zupiria; pintores de la talla de Jesús Mari Lazkano y Darío Urzay, María José Darriba; la conservadora de arte contemporáneo Miren Alzuri; familia del artista como Mónica Zumeta o el nieto, Lander Iribar Zumeta, orgulloso de ambos apellidos; Javier Muñoz; el gerente de la Sociedad Coral de Bilbao, Iñigo Alberdi; Marlene Nubla, a quien no le hubiese importado apellidarse Dietrich; Susana Bernardo, Konrado Muguerza, Joshua Linacisoro, diseñador industrial, la pintora Mariemi Otaola, José Luis Arenillas, Alberto Ipiña, Begoña Bidaurrazaga, Tomás Ondarra, Beatriz Marcos, y artistas de la tallla de Edu López, Ana Román y Martín López entre otros.
Por esa suerte de pasadizo multicolor también se movieron Pablo Ibáñez, Nekane Arrieta, Mar Camiruaga, Javier Domínguez, Maite Díez, Tomás Millán, Mikel Lertxundi, Iñaki Uriarte, Amaia Bilbao, Ain-tzane de Luna, Itziar Iza, el joven Lian Aketxe, José Luis Etxegarai, Antzine Bedialauneta, Matxalen Garate, Carmen Gorostiaga, Dani Garay, Joseba Mendizabal y un buen número de gente vinculada con el mundo del arte que disfrutaron del trabajo expuesto, hasta ahora apenas visto. Apenas había sorpresas porque ese era su estilo y sí treinta maravillas que encandilaban.