NO hace falta la ya tan habitual orientación del GPS, una guía gourmet que le lleve a uno hasta la puerta ni preguntar a los vecinos. La ubicación es bien clara: el puesto número uno del mercado de Algorta, uno de esos edificios clásicos. Este fue construido en 1940, en plena Guerra Civil y llegó a utilizarse como refugio. Fue rehabilitado y acondicionado en abril de 2001 respetando los mismos patrones arquitectónicos (estilo racionalista según dicen los cánones...) que marcaron su fundación para convertirlo en un mercado de abastos.

Es allí, en el puesto número uno, donde sirven delicias de nuestro tiempo. El nuevo local se llama Tximist Azoka Tabern y está ideado como una smoke house (ojo, no confundirse: está prohibido fumar en su interior pero manejan el arte de ahumar con maderas nobles...) y un espacio dado al capricho, un lugar donde lo mismo pueden beberse cervezas de Múnich (HB tiene dos grifos fijos...) que artesanas, con cinco grifos fijos –Drunken Bros (Zamudio), Laugar (Gordexola), Basqueland (Hernani), Gross (Donosti) y Dougall’s (Liérganes) que una selección de vinos difíciles de ver pero de buen beber (albariño portugués, mencía vinos de Castilla y Leon y cosas así...) para paladares sibaritas. Hay una carta de raciones y pintxos creada a base a carnes ahumadas, nachos con pulled pork, costilla a baja temperatura, bocadillos de pastrami, octavillos de anchoas y siete u ocho alternativas para el universo vegano entre otras gollerías.

Al frente de un local con tres mesas de interior, cuatro más exteriores y una escalera en la puerta de entrada que da un juego que no veas (ayer la concurrencia se sofocaba los calores sentada en ella, con una cerveza en la mano, un pack de salchichas de Enrique Thate en la otra y la sensación de que uno estaba el piazza Spgana romana...) y una plazuela en la que desemboca la escalera. Al frente del asunto se sitúan Luis García, ‘Tete’ y Oskar Martínez, maestro ahumador; Leire Izquierdo, Jesie Gil, y Oier Martínez en el servicio y Naiara Álvarez, quien desde la vecina charcutería Prost irá abasteciendo al local según crezca la demanda.

La apertura se produjo ayer, ya digo, mientras los calores azotaban de lo lindo. A la cita no faltaron, entre otros, Garikoitz Ríos, amo y señor del txakoli Itasmendi; Erik Coeme, alquimista de cervezas, Alfredo Thate, Enrique Gómez, buhonero que vende vinos de medio mundo, al igual que Alex Candina, quien acaba de autonomizarse, si es que se puede decir así, con Candina Wines; el bodeguero Florentino Martínez, Mister Luberri para los amigos y un hombre sabio del campo, Mariano Gómez, padre padrone del slow food por estas tierras; Iñigo Urrutia, Ricardo Martín Ariño, Beni Bernal, Marisa Gómez, Mikerl Muños, Txus Cabrera, Endika García, Nahia Hurtado, sentada en la escalera como una venus romana, el actor Mario Pardo, David Gándara, Alex Orbe, Nadiuska Gándara, Guillermo Basalo, Beatriz López, Luis Eduardo Martínez, Martí, de Drunken Bros; Gabi Gordejuela, Goiuri Cuadra, Nagore Álvarez, Esther Enales, Gontzal Azkarate, Izaskun Etxebarria, Nagore Martin, Joseba Mendizabal, Mirian Alonso, Jon Garai, vecinos de la calle y gente de paso que disfrutó da una mediatarde refrescante y sabrosona; así, como les cuento.

Fue un incesante ir y venir de la barra al exterior y viceversa, todo agitado al compás de Lady Grumpy, una Dj morrocotuda que tiene un programa, A mover las patitas, se llama, en Vinilo FM, música en femenino. Se salió la señora, vaya que si se salió. Estará pinchando toda la Aste Nagusia en el Yandiola, el templo gastronómico de Ricardo Pérez. Ayer lo hizo en este gastro bar del que les ha traído noticia, enclavado en el corazón de un viejo mercado. Sonó de lo lindo. Este asunto promete, vaya que sí.