OS artistas jóvenes. Uno con camiseta negra. Con camisa blanca el otro. Una guitarra eléctrica y otra acústica. Un par de amplificadores. Dos micrófonos de pie. Dos taburetes altos. Cuando el talento rebosa bastan esos elementos para llenar completamente el escenario del Teatro Arriaga, que, en otras ocasiones llega a parecer infinito.

A Jon Basaguren e Iñigo Astiz les presentó el promotor de la función, el donostiarra Joxe Ángel Arbelaitz, quien resumió los recorridos de ambos. La trayectoria musical de Basaguren es prolífica, tal y como lo demuestra su proyecto Izaki Gardenak, en el que desde 2012 trabaja con maestría géneros como el pop y el folk entre otros estilos. Astiz, por su parte, ha demostrado una capacidad extraordinaria para la creación de textos. En la última década ha publicado numerosos libros, dando prioridad a la poesía, y ha sido merecedor de premios como el Lauaxeta y el prestigioso Euskadi.

El espectáculo Oraindik, orain eta oraingoz comenzó con la guitarra eléctrica y la voz de Basaguren. Hemos salido a buscar canciones para no volvernos locos, decía la letra. Y las canciones les encontraron a ellos.

En las butacas escuchaban el consejero de Cultura y Política Lingüística, Bingen Zupiria, o el concejal de Euskera y Educación del Ayuntamiento de Bilbao, Koldo Narbaiza. Entre otras personalidades se contaban asimismo Nerea Mujika, presidenta de Gerediaga Elkartea, entidad organizadora de la Azoka de Durango; Imanol Agirre, director artístico del festival cultural Loraldia; el actor durangarra ganador de un Goya, Eneko Sagardoy; el profesor universitario y exparlamentario Karmelo Landa o el escritor y traductor Xabier Monasterio.

Mientras aplaudían, a todos les alcanzaba el resplandor tenue de las decenas de gotas de luz que alumbran la atmósfera por encima de la platea del liceo bilbaino.

Queremos disfrutar de los días y son los días quienes nos disfrutan a nosotros, recitó Astiz antes de desgranar las reflexiones que dieron pie a Oraindik, orain eta oraingoz. Luego citó al faro de la Escuela de Fráncfort y uno de los pensadores más influyentes en occidente desde la segunda mitad del siglo XX, el alemán Theodor Adorno. El poeta recordó al filósofo cuando aseguraba que todas las obras musicales se esconden bajo el teclado de cualquier piano, pero solo unos pocos cuentan con la llave que libera esas melodías. Adorno se refería en su ejemplo a Beethoven. Astiz evocó a Michelangelo Buonarroti cuando afirmaba que las figuras que esculpía se escondían, desde el principio de los tiempos, en el vientre de los bloques de mármol de Carrara que el genio de Caprese tallaba con el único fin de eliminar el material sobrante y destaparlas.

Astiz y Basaguren defienden en Oraindik, orain eta oraingoz que los autores son en realidad mediums que -con mucho trabajo- se dejan atrapar por sonetos, canciones, pinturas o cualquier otro tipo de creación artística, que existe en el presente y que busca a través de quien manifestarse. Así de sencillo.

Engarzadas en esas reflexiones, ambos protagonistas ofrecieron canciones y poemas de sus últimos discos y libros, articulando un espectáculo que termina resultando una auténtica joya.

Además, demostraron que ni la profundidad de pensamiento ni referencias como la del sesudo Theodor Adorno están reñidas con el destilado sentido del humor que perfuma toda la función.

Así pueden constatarlo el crítico teatral Agus Pérez y su colega Lali Marimón. O bien la pareja transatlántica compuesta por el galo Pierre Lignar y la boliviana Danila Chávez, que disfrutaron de la función del Teatro Arriaga, lo mismo que María Jesús Barrutia y Eduardo de Felipe, o la doctora en Economía Yolanda Jubeto y Jokin Revilla.

El músico Jon Basaguren y el escritor Iñigo Astiz presentaron en el Teatro Arriaga su espectáculo 'Oraindik, orain eta oraingoz'

Destacadas personalidades de la cultura acudieron a una función que engarza canciones y poemas con reflexiones acerca del arte