A historia que da cuerpo a la crónica que hoy vengo a contarles es morrocotuda y un punto extraña. Con la llegada de su menstruación a los doce años, el quiebre de la infancia y al verse confrontada a aceptar su género asignado, la artista Camila Téllez, a temprana edad, comenzó a jugar el papel de un vampiro, usando una prótesis de colmillos, quedándose despierta durante la noche, comiendo sólo carne y ketchup como reemplazo de la sangre. ¿Puede decirse que pasa de la menstruación a la monstruación? ¡Quién sabe! Lo cierto es que la investigación de Camila se condensa en una proyección, Transición primaveral, que ayer se proyectó en el auditorio de Azkuna Zentroa, como si una criatura de la noche alcanzase su primavera.

En esta investigación, la artista propone una suerte de remake de su experiencia de la infancia a través de la memoria y de un ejercicio de autointerrogatorio para reconectar y reconfigurar su mito personal, para dialogar desde este "doble rol", tan monstruoso como vulnerable. Es toda una osadía, un proyecto que cuenta con la colaboración de Eszter Katalin, artista con la que conjuntamente ha desarrollado el taller Vampyring.

La chilena Camila trabaja en el marco de Babestu. Programa extraordinario de apoyo a la creación contemporánea y ayer se expuso en Azkuna Zentroa , allá en el escaparate de Un deseodeforma, proyecto de investigación que el comisario Aimar Arriola desarrolla como Investigador asociado de Azkuna Zentroa. Fue él quien lanzó un bombardeo de preguntas una vez acabada la proyección.

No es fácil describirles todo lo que se vivió, ni siquiera con palabras propias de la organización. Escúchenlo y ya me dirán. Los elementos de esta investigación "se desarrollan en torno al vampirismo en relación con lo queer/cuir, la autobiografía y la memoria del cuerpo. Con la llegada de su menstruación a los doce años, el quiebre de la infancia y al verse confrontada a aceptar su género asignado, la artista a temprana edad, comenzó a jugar el rol de vampir, asumiendo el comportamiento de una criatura de la noche".

He ahí la primera parte. En esta investigación, la artista propone una suerte de remake de su experiencia de la infancia para reconectar y reconfigurar su relato personal de vampirismo, a través de una serie de entrevistas realizadas por la artista colaboradora Eszter Katalin, en las que "preguntas sobre la no-imagen, el reflejo, el deseo, la frontera, la violencia y la ficción vuelven a aparecer para ser respondidas desde la performatividad". Dicho queda.

Digamos que a la cita con este universo tan particular como personal asistieron, entre otros, Dogartzi Magunagoicoechea y Guilla Martins, quienes aprovecharon para mostrar una original instalación; el director de Azkuna Zentroa, Fernando Pérez, quien se acercó al auditorio del Azkuna acompañado por Iván de la Nuez, asesor del Festival Internacional de las Letras de Bilbao, Gutun Zuria, que este año llegará al Azkuna Zentroa Bajo el lema Aquí. El lugar que recoge todos los dóndes, inspirado en un verso del poema Hemendik idazten dugu de Koldo Izagirre; Raquel Esparza, Inés Jauregi, Olaia Ibaizabal, Alejandro González; la investigadora asociada de Azkuna Zentroa, Isabel de Naverán, Ana Legoff, Magane Estavayer, Jone Iturria, Ainara Bilbao, Irati Inoriza, Amparo Badiola, Carlos Martínez, Ibai Martin, Elena Aizkoa, Leire Ugalde, Javier Ascoz, Carlos Agirre, Ainhoa Goikoetxea y un buen número de gente interesada en sumergirse en un mundo trepidante como el expuesto ayer en el auditorio de Azkuna Zentroa. Muchos de ellos quisieron guardar el anonimato y en su derecho estaban pero algunas de las formas en que transmitían su negativa, con un rictus de desprecio, no es derecho de nadie. Es lo que se llama, simple y llanamente, mala educación.

'Un deseo de forma', un proyecto de investigación que Aimar Arriola desarrolla en Azkuna Zentroa, invita a la artista Camila Téllez

La artista colaboradora Eszter Katalin pregunta sobre la no-imagen, el reflejo, el deseo, la frontera, la violencia y la ficción