AY una imagen en la gran historia del cine que, en su pequeña repetición, marca en escena una idea. Ya desde la primera obra que se rodó, el cine habla de horizontes: ya en Obreros saliendo de la fábrica (Auguste & Louis Lumière; 1895) se contempla un horizonte que es interrumpido por los perros y los obreros que salen del edificio de la fábrica de los hermanos franceses. A esa película invocó el director del Festival internacional de Cine Invisible Film Sozialak de Bilbao, Juan Carlos Vázquez, ahora que se cumplen 125 años.

Recordemos el prodigio. Desde principios de 1894, los hermanos Lumière empezaron a ensayar rodajes con su nueva cámara, que, plantada delante de la entrada principal de su propia fábrica, trataba de retratar a golpe de manivela el fin de la jornada laboral. De manera que de la película Salida de la fábrica Lumière realizaron tres versiones antes de proyectarla en la primera sesión pública, que se celebró el 28 de diciembre de 1895 en el conocido Salón Indio del Gran Café de París. "Desde entonces el cine logró algo verdaderamente novedoso, generó mundos paralelos, otras dimensiones, pero con una gran capacidad de influencia en el inconsciente colectivo en las personas del mundo real, moldeando su percepción de la realidad", recuerda Juan Carlos, capitán de la ONGD Kultura Communication y Desarrollo KCD. Ellos son los encargados de darle a la manivela de esta historia. No en vano ven en el cine un buen recurso para la transformación social, una atalaya desde la que otear el horizonte para ver lo que no siempre se ve.

La historia es la organización del Festival internacional de Cine Invisible Film Sozialak de Bilbao, que ayer arrancó en su duodécima edición. Lo hizo en el auditorio de Azkuna Zentroa, tras superar los escollos de las proyecciones presenciales, más cercanas que el on line al que estamos sometidos. Sobre la escena aparecieron cinco nombres propios encargados de darle aire y gracia a la ceremonia: Sol Maguna, Maribel Salas, Gemma Martínez, Asier Hormaza y Mitxel Santamarina. Bien caracterizados, se movieron en escena bajo el lema ¡Este año desde los balcones! y ayudaron al despegue.

La gente de la organización quiso recordarnos que quedan 10 años para cumplir los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible, muy relacionados con los cuatro ejes temáticos del festival: el propio desarrollo sostenible, la equidad de género, la interculturalidad y los Derechos Humanos. En el festival, que se despliega por los pueblos de Bizkaia y diversos institutos hasta cubrir 450 proyecciones, se presentan 48 películas, 24 realizadas por mujeres y otras tantas por hombres. Darán 11 premios el próximo día 22 y ayer ya proyectaron cuatro: Iktamuli, Class Ranandegi, Mateoren ama y El monstruo invisible para redondear la gala.

A la misma no faltaron el director de la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo, Paul Ortega Etcheberry, Jorge de Francisco, Maite Rodríguez, Bárbara Epalza, emisaria de Azkuna Zentroa; Alberto Ruiz de Azua, director del Área de Cooperación, Convivencia y Fiestas en el Ayuntamiento de Bilbao; Elena Navallas, Periko Pérez Arrospide y su hija Ainhoa Pérez Arrospide, Loli Florido, Florencio Landaluce, Joaquina Ariza, Ana Gómez, Ana Florido, Luis Alonso, Elena Ayuvero, Beatriz Idigoras, Esmeralda Herlo, Juan Carlos Martínez, Katalin Intxausti, Fiorella Temoche, Verónica Arjona, Bousso Bieng , Cristina Alba, Joseba Villa, Leire Pascual, Oihane Sojo, Sara Ruiz de Gauna, Gorka López Arantzamendi, Janire Ruvera, Ane Álvarez, Maiteder López, Myriam Pereda, Olatz Zubiaurre y mucha otra gente que, bien a título individual o bien a través de Bolunta, han puesto su granito de arena para que estos proyectos no caigan en saco roto.

La XII edición del Festival internacional de Cine Invisible se inauguró ayer en Azkuna Zentroa con una gala y cuatro proyecciones

Llevaron las riendas de la ceremonia Sol Maguna, Gemma Martínez, Maribel Salas, Asier Hormaza y Mitxel Santamarina