lezama - La ciudadanía de Lezama disfrutó ayer de una de sus jornadas más especiales. Un Txakoli Eguna que cumplía 18 ediciones ofreció al público diferentes variedades de las mejores bodegas del municipio, además de un amplio catálogo de actividades culturales de diversa índole Como no podía ser de otra manera en una celebración lezamarra, la coral Ekidazu ofreció una actuación para amenizar el nombramiento del embajador de Lezamako Txakoliña, el expelotari Abel Barriola, y el homenaje a los hermanos txakolineros José Antonio y Pedro Mari Dañobeitia con su repertorio de canciones entre las que destacó el ritmo de la llamada Txakoliñaren Kanta.

La de ayer, fue la tercera vez en la que Ekidazu formó parte de la popular celebración, pero la asociación musical lleva cerca de 18 años ofreciendo sus conciertos. No obstante, tardaría un año en registrarse oficialmente en el Ayuntamiento. “Somos un grupo de personas a las que nos encantan la música y la cultura, sin ánimo de lucro”, explican. Allá por 2001, “nos dimos cuenta de que en Lezama carecíamos de un coro popular y, junto con la agrupación Zorrizketan Euskara Elkartea, decidimos comenzar a juntarnos bajo la dirección de un director aficionado”. Poco a poco, “hemos ido creciendo; hoy día sumamos más de veinte participantes y tenemos una directora profesional, Iratxe Ispizua”, contaba Alberto Olabarrieta, miembro de Ekidazu, sobre los inicios de la coral.

El grupo está consolidado como uno de los principales referentes culturales del municipio, por lo que es habitual ver su nombre en las programaciones de gran parte de los eventos de Lezama, como por ejemplo el Txakoli Eguna. Ayer unieron sus voces a las del coro de Karranza, ya que cada año invitan a una agrupación diferente. “Siempre que nos lo piden actuamos e incluso muchas veces nosotros ofrecemos nuestros conciertos”, revela. Sin ir más lejos, “hace poco hemos participado en el aniversario del grupo de montaña y todos los años tomamos parte en la fiesta de la escuela. Estamos abiertos a todo tipo de eventos, ya que hacemos esto por que nos gusta”, declaró Pilar Larraskitu. Ella, además de pertenecer a Ekidazu desde los inicios del coro, se dedica a la producción de txakoli, por lo que ayer vivió una jornada doblemente ajetreada y al mismo tiempo, feliz.

Esa afición por la música motiva que la coral lezamarra siga funcionando con la misma ilusión del primer día. Cada semana, sus integrantes siguen reuniéndose en la ermita del barrio de La Cruz para ensayar su repertorio. La mayoría de las veces cantan en euskera, aunque también incluyen piezas en otros idiomas, para mostrar su mejor versión en cada velada. “Tratamos de difundir la música y el euskera por medio de nuestras puestas en escena. Nos encanta lo que hacemos y en el grupo hemos construido un ambiente espectacular”, celebra la presidenta, Ana Pascual. La camaradería reina en “viajes a lugares como Las Palma de Gran Canaria, Toledo o incluso Bruselas”. También participan en “concursos entre coros en la basílica de Begoña y estamos trabajando en un proyecto para la televisión”.

Al Kultur Aretoa Próximamente, Ekidazu espera poder trasladar sus ensayos al Kultur Aretoa del Ayuntamiento, cuando se instale el nuevo ascensor. “El primer director del grupo tiene problemas de movilidad, por eso ensayamos en la ermita de La Cruz, que se encuentra situada a pie de calle. Una vez que finalice la adecuación del elevador esperamos poder trasladar nuestras sesiones de preparación al edificio consistorial, ya que cuenta con una acústica excepcional”, destaca Alberto Olabarrieta.

En resumidas cuentas, el trabajo y la constancia de los componentes de Ekidazu Abesbatza que se refleja durante tantos años en sus notas ha hecho de la coral toda una referencia de la cultura de Lezama.