LA Cofradía de la Virgen de Udiarraga cumplió ayer, una vez más, con una histórica tradición que aparece documentada con todo detalle en un texto datado en 1566: la comida de hermandad junto a la ermita de la patrona de Ugao. Un total de 136 personas compartieron mesa y mantel para disfrutar de una sabrosa alubiada con sacramentos, un manjar instaurado en 1985 en lugar del originario menú de sopa, bacalao y pollo. Desde entonces, la costumbre se ha ido extendiendo de tal forma que, el último lunes festivo, el guiso se prepara y degusta en plena calle, casas, txokos o establecimientos hosteleros de toda la villa.

El Mayordomo de la hermandad, Ernesto Fernández, recordó que “en nuestro caso, estamos celebrando la novena comida de la tercera etapa histórica de la Cofradía” y precisó que, para acompañar las alubias, “tenemos ensalada, carrilleras de segundo plato y milhojas de postre, además de pan, bebida, vino servido en jarras de barro, café y licores”. El interés que suscita asistir a este emblemático agasajo gastronómico desborda la capacidad de la carpa que, desde hace tres años, acoge a los comensales. “Sacamos un número limitado de tiques para que la gente que acuda pueda sentirse cómoda. Siempre se agotan y siempre hay personas que se quedan sin sitio”, lamentó.

Quien nunca se queda sin asiento es Luis Guridi que, desde hace años, tiene el honor de conseguir adquirir el tique número 1. “La primera vez fue por casualidad. Me resultó tan curioso que, desde entonces, cuando Iñaki García Uribe me avisa del día que salen a la venta, voy enseguida y suelo ser el primero”, explica. Guridi es ya un incondicional de una cita “a la que llevo viniendo, más o menos, dos décadas porque me gusta el ambiente, compartir esta comida con mis amigos y convecinos y disfrutar del día”. Ayer tampoco faltaron los miembros de la Junta Directiva de la asociación local de Donantes de Sangre, Dosanmi. “Este año hemos venido 9. Para nosotros es ya una tradición que estamos encantados de repetir edición tras edición”, aseguró Pruden Peña. Y la nota de color la pusieron un grupo de diez amigas que acudieron a la comida maquilladas y vestidas de geishas para cumplir con la temática para el disfraz del último día de fiestas que este año tenía que tener relación con algún oficio.

Serviciales cofrades Una decena de cofrades y colaboradores, ataviados con unos delantales regalados por la recién reconstituida Asociación de Comerciantes de Ugao, fueron los encargados de los preparativos y de servir, a las 15.00 horas, a los comensales. El más joven es Axular García, siguiendo una tradición familiar que comenzó con su abuelo. “Empecé a ayudar con 13 años y llevo ya cuatro viniendo porque me gusta y lo paso muy bien”, afirmó. Y es que, el relevo generacional es lo habitual en la cofradía. “Yo primero venía como comensal pero mi aita era cofrade. Y cuando falleció, hace 7 años, le sustituí”, apuntó José Yugeras.