Laudio - Era septiembre de 1970 cuando nació el Vidrala Baloncesto Club a iniciativa de José Ángel Irazabal -director de Vidrala-, Rafa Aguirre -trabajador en exportaciones de Villosa- y Jesús Arteaga. El nuevo proyecto deportivo surgió a raíz de la escisión del equipo bilbaino Feber Urcelay y, tras esa crisis, se propuso al conjunto que competía en categoría territorial de Bizkaia disputar sus partidos en la localidad de Laudio bajo el patrocinio de Vidrieras de Álava S.A. “Yo trabajaba en Vidrala y era muy aficionado al baloncesto. De hecho, llegué a jugar en Arrigorriaga. Por entonces, en Laudio no se practicaba este deporte hasta que un día el director de mi empresa me llamó a su despacho. Me explicó la ocasión que había surgido y me invitó a involucrarme”, recuerda Pedro Luis Ormazabal, autor del libro Recuerdos de una Historia Vidrala B.C. Llodio B.C.

Ormazabal aceptó el reto arropado por una directiva que incluyó a Javier Gutiérrez, José Ramón Manzanares, Pablo Gorostiaga, Jaime Urquijo, Juan Dorronsoro e Ignacio Mendieta, “el párroco del barrio de Areta que mostró tanto interés por el proyecto que puso la hora de la misa dominical de tal forma que su final coincidiera con el inicio de los partidos”, recuerda.

Y es que, a falta de instalaciones en el municipio, la primera cancha se habilitó en la plaza de las escuelas de Areta “gracias a la implicación de Vidrala que dotó a ese espacio de vestuarios y canastas”. Fue la primera semilla de un proyecto deportivo del que en 2020 se cumplen 50 años, una efeméride más que destacada y la razón por la que Ormazabal, animado por amigos y compañeros de aquella época, empezó a “revisar la documentación, archivos y fotografías que tenía en casa para escribir un libro que recogiera la historia del baloncesto en el pueblo ya que, hasta ahora, no se había hecho nada”. La obra ha contado con el apoyo de Vidrala “que se ha hecho cargo de los costes de edición y publicación de sus 500 ejemplares”, precisa.

Evolución del club A través de las algo más de cien páginas del libro, Pedro Luis Ormazabal relata con detalle la evolución de un club que durante sus tres primeros años creció bajo el amparo de Vidrala hasta que en la temporada 1972-73 “se comienza a elaborar el proyecto de dotar a Llodio de un equipo totalmente local”. En ese momento, accede a la presidencia Ormazabal y el club adopta, transitoriamente, el nombre de Llodio-Vidrala B.C. para pasar al definitivo Llodio B.C. en la temporada 1973-74.

El autor del libro dedica un amplio capítulo a la etapa de consolidación del club con información detallada sobre los equipos de diferentes categorías tanto masculinas como femeninas que, poco a poco, se fueron creando, sus jugadores y los principales logros alcanzados. También dedica páginas a eventos impulsados por el club como los Campeonatos Interescolares, las diferentes ediciones de las 24 horas de Baloncesto, el Trofeo San Roque de fiestas patronales o el Trofeo Villosa. La publicación se completa con referencias a la conmemoración del 15 y del 25 aniversario del Llodio B.C. o el nacimiento de Los Amigos del Baloncesto Vitoria-Gasteiz-Llodio y una amplia galería fotográfica además de reflexiones de personas vinculadas al club.

Mención especial merece la aportación del Llodio B.C. en la consecución de un polideportivo para el pueblo. Tras disputar los partidos al aire libre primero en la cancha de Areta, después en la plaza del pueblo y por último en una pista acondicionada en el parque de Lamuza, en 1981 “enviamos una carta a la Federación Alavesa advirtiendo de que el juego a la intemperie había llegado a un límite insostenible”. Ahí comenzaron las negociaciones para un ambicioso proyecto que se hizo en realidad en 1986 pero ese año la directiva dimitió por discrepancias sobre su uso con el Ayuntamiento.