Un referente cultural de la comarca de Mungialdea como es Olalde Aretoa se vistió ayer jueves de gala para la celebración de los XVI DEIA Laboral Kutxa Hemendik Sariak. Un espacio renovado y moderno que conjuga habitualmente espectáculos musicales, teatrales, danza, cine o talleres artísticos, y que ayer acogió con los brazos abiertos a ocho premiados y premiadas que han demostrado ser un ejemplo para la sociedad en diversos ámbitos como el deporte, la cultura, el mundo empresarial o por su faceta solidaria. Una jornada redonda en la que las emociones, alegrías, viejos encuentros y nuevos deseos se entremezclaron antes y durante la ceremonia.

Una entrega de premios que tuvo como maestra de ceremonias a Yaiza Arrizabalaga, que consiguió sacar la mejor de las sonrisas al respetable con su desparpajo y simpatía. Una vez ubicados todos los asistentes, la primera en tomar la palabra fue la directora de DEIA, Marta Martín, quien puso de relieve la importancia de lo local, de lo cercano, de ese “kilómetro cero” que tanto reivindican en Mungia, el primer municipio de Bizkaia que se unió al movimiento slow city que promulga esa filosofía de conservar y recuperar antiguas tradiciones que hacen la vida más confortable y sana. “Es un honor reconocer vuestra labor”, destacó.

Seguido fue el turno de escuchar a la anfitriona de la velada, la alcaldesa de Mungia, Alaitz Erkoreka, quien se mostró honrada de poder abrir las puertas de Olalde Aretoa, un perfecto ejemplo de la apuesta municipal por “el mundo de la cultura y también por la sostenibilidad”. La regidora, además, puso de relieve la importancia de las personas, cuyas aportaciones “bien sean grandes o pequeñas, permiten construir una sociedad mejor”. Por eso subrayó la ilusión de los proyectos vitales de cada uno de los y las premiadas, sin duda “unas personas de gran corazón”, resumió.

Después de los discursos iniciales, llegó el momento de entrar en materia y dar voz sobre el escenario a los verdaderos protagonistas de la noche. Precisamente, el primero en subir a recoger su galardón fue Egoitz Urrutia, cuya empresa Urrutia Logistika S.L., ha cumplido ya la mayoría de edad y se ha convertido en un referente del sector del transporte en la comarca especializado en transporte, logística, cadena de suministro y almacenamiento, tanto en Bizkaia como en el extranjero. Emocionado y nervioso, se mostró optimista de cara al futuro y con ganas de afrontar los retos que vengan.

Después llegó el momento de brindar un cálido reconocimiento a esas personas que desde la humildad y sin darse importancia realizan una gran labor para la comunidad y construyen comarca. Este ese el caso de Carlos Otazua –vecino de Arrieta– que representa a la perfección es espíritu de vecino entregado a su pueblo. “No suelo mirar lo que hago. Lo hago y punto”, telegrafió con gracia al tiempo que compartió el secreto de su entrega y voluntad: “dormir hasta las once”, bromeó.

Igualmente, otra de esas personas cuya labor es impagable es Mari Cruz Díez, quien está detrás de todos los eventos religiosos que se celebran en Maruri-Jatabe. Subió al escenario acompañada de la pequeña Lena, de 3 años, y se mostró “muy contenta de poder ayudar a la gente”. Reconoció que está inmersa en la preparación de los cursos de Catequesis para el próximo año y agradeció el apoyo a su familia, que le acompañó en esta entrañable cita, y a todas las personas que colaboran con ella en la parroquia.

El deporte es otro de los baluartes de esta comarca y en ese mundo destaca la proyección de la pelotari Enara Gaminde. La joven zaguera de Laukiz comenzó a pelotear de niña junto a su hermano y se ha convertido en un auténtica promesa de este deporte. Entrena una media de tres días, además del partido, y agradeció los esfuerzos y el apoyo que le brinda a diario su familia en su camino por intentar convertirse en “la mejor pelotari del mundo”.

Otro apasionado de la actividad deportiva, pero a más altura, es el montañero laukiztarra José Manuel Iñarrea, un ejemplo de sacrificio, disciplina y entrega, no sólo por sus gestas en la montaña sino por su conciencia solidaria. En su agenda tiene marcados ya los próximos desafíos. “Primero el Kilimanjaro y después iremos a la cordillera del Himalaya. Allí trataremos de subir una montaña de 7.000 metros y luego iremos a por más”, expuso. Su consejo a la hora de encarar una cima es llevar siempre “una óptima hidratación, desayunar ligero y acompañar cada ascensión con plátanos, nada de geles”, aseguró. Del mismo modo, subrayó que lo verdaderamente importante de sus intrépidos retos montañeros es “visibilizar el síndrome de Dravet para tratar de conseguir la cura para esta enfermedad y también aliviar el sufrimiento de las familias y pacientes” que padecen este tipo raro de epilepsia que se inicia en la infancia.

Quienes han demostrado que la unión hace la fuerza y que por un fin solidario son capaces de movilizar a cientos de participantes son los integrantes de Eperlanda Kultur Elkartea, cuya primera carrera por Gamiz-Fika fue todo un éxito y que ya preparan la próxima edición. Una cita a la que “puede apuntarse todo el mundo”, tal y como reconoció el presidente de la agrupación, Estepan Aldamiz-Etxebarria, quien animó a la gente “a disfrutar del recorrido por Gamiz-Fika, un pueblo muy bonito, tanto Gamiz como Fika”.

Comprometidas con la igualdad, las mujeres que dan vida a la asociación Txirin Txirin de Gatika se encuentran ultimando su próximo evento: un homenaje a las mujeres baserritarras más jóvenes, que tendrá lugar el próximo día 15. “Cada vez van quedando menos porque es una vida que conlleva mucho sacrificio”, apuntó una de sus integrantes, Araceli Otazua.

Por último, como colofón a la ceremonia subió al escenario Gure Ametsa Txistulari Taldea, que además de recoger su galardón brindó a los y las asistentes una actuación acompañado de su fundador, Gotzon Madariaga, quien a sus 92 años recién cumplidos mostró un aspecto envidiable y una gran elegancia.