A punto de cumplir 20 años, el joven muskiztarra Iker Marrón Garrido afronta con renovada energía la recta final de su primer año de prácticas empresariales en el taller de diseño industrial avanzado sito en el Centro Formación Somorrostro, donde acaba de finalizar un grado superior de Diseño de Fabricación Mecánica. A pesar de las limitaciones físicas que padece ya que desde su nacimiento -sufre una atrofia muscular que le genera parálisis tanto en los miembros superiores como inferiores y causa una gran afectación en las acciones cotidianas- Iker posee una actitud y una tenacidad que le han permitido superar sus dificultades, adaptándose a los cambios y nuevas circunstancias que en su día a día y en su recorrido académico ha ido encontrando. Como expresan su profesor Alberto Yáñez y su asistente de apoyo educativo, Inma Martínez, “es una máquina. Tiene muy claro lo que tiene que hacer, lo entiende todo a la primera y encima se apunta a todo”, señala Alberto, “y encima con ese gran ánimo con el que llega a clase y que es contagioso”, añade Martínez, que lleva 8 años con este joven diseñador que durante muchos años participó en carreras y campeonatos de slots y ahora sigue atento al mundo del motor ya que tiene un todo terreno que está tuneando. “A mí siempre me ha gustado todo lo referente a la fabricación, me han gustado los planos y además, mientras que no soy bueno con el dibujo artístico, se me da bien el dibujo técnico”, bromea. El joven ha logrado granjearse el respeto y la admiración de sus compañeros de ciclo. “Es un ciclo muy exigente que lleva a diseñar troqueles para piezas de automóviles, compresores de aire acondicionado, brazos robóticos y muchas otras piezas y ello exige mucho trabajo en equipo. Iker era la persona de referencia en esos grupos”, asegura Alberto Yáñez quien resalta la gran empatía que genera Iker. “Además, tiene un gran sentido del humor”, añade Martínez, quien relata cómo a algunos compañeros de grupo les decía “voy a ir allí y te voy a dar una patada en el culo”, o “a ver si me voy a tener que levantar yo para arreglarlo”.

BioCruces

Una actitud y una aptitud que le ha llevado en estos momentos a desarrollar proyectos para tres empresas que confían en la capacidad y entrega de Iker Marrón. SamyLabs, dedicada al diseño, comercialización y fabricación de impresoras 3D en metal, 3DLAN, aplicada en el diseño y creación de soluciones mediante la impresión 3D para personas con diversidad funcional y el instituto de investigación BioCruces. “Con BioCruces estamos desarrollando dos retos diferentes que a mi me gustan especialmente porque suponen darle un uso social a toda esta tecnología. Está bien hacer piezas para un vehículo o una máquina pero eso no es nada con la satisfacción de poder crear algo que puede beneficiar a las personas”, señala Iker Marrón. El trabajo para BioCruces más avanzado ya está en manos del centro investigador para su testado- es un soporte pensado para atender a los bebés que nacen con labio leporino.

“Lo que hemos hecho es una estructura que permita que el bebé pueda apoyar el mentón de manera cómoda para facilitar el escaneado y fotografiado integral en 3D del rostro del bebé con la ideas de que el cirujano puede planear con tiempo la intervención de manera que el paciente pase el menor tiempo posible en el quirófano”, describe Iker Marrón. El otro reto que afronta Iker Marrón junto con su compañero informático, Gorka Altieri -responsable de que las impresoras 3D funcione adecuadamente- es una carcasa ergonómica en la que encajar varios elementos electrónicos que podrán controlar las constantes vitales de la persona que la lleve. “No nos han dado demasiadas explicaciones sobre los puntos que controlará el mecanismo”, señalan Iker y Gorka quienes tras realizar el prototipo en plástico están preparando las impresoras para utilizar un compuesto especial para la carcasa que irá adherida al pecho. Platos especiales, cubiertos, mesas y un largo etcétera de retos con rasgo social esperan a este diseñador de corazón.