Coincidiendo con la celebración del Gazta Eguna, la iglesia de San Pedro de Romaña abrió sus puertas ayer lunes para ofrecer recorridos guiados a su interior, que alberga una muestra de objetos litúrgicos o fotografías antiguas con motivo del quinto centenario de su construcción. Visitantes llegados de varios puntos de Bizkaia se sorprendieron gratamente por la belleza del templo, que cuenta entre sus tesoros con un retablo del siglo XVII presidido por la Virgen del Rosario que destaca en el territorio “junto con el de Santa María de Güeñes, empezado también en torno a 1626”, como detalló Ainhoa Pinedo, encargada de ilustrar sobre la riqueza artística de uno de los emblemas de Turtzioz.

En torno a diez personas pertenecientes a la comisión que está organizando actividades con el objetivo de realzar el aniversario se turnan para dar a conocer San Pedro de Romaña. La iglesia comenzó a erigirse “en estilo gótico” y desde la mitad de la nave principal hasta la puerta de acceso “se observa la transición al renacentista más sobrio”.

A lo largo de su historia ha tenido tres torres, la última de las cuales fue bendecida el 19 de octubre de 1929 en el mismo acto en el que se inauguraron las nuevas campanas y el órgano. La anterior puede observarse en la selección de fotografías antiguas que se muestran en la nave, algunas de ellas del siglo XIX y otras algo más recientes que desvelan el aspecto del altar mayor hasta su renovación a mediados de los años sesenta o el reloj construido por R. Abasolo y restaurado por Industrias Nervión en 1989. Anteriormente existía otro del que consta que fue reparado en 1770 por Manuel Gómez, vecino de Laredo. Constituye la joya de la documentación gráfica la instantánea de la inscripción labrada en piedra que fecha con exactitud el inicio de la construcción de la iglesia en abril de 1521. También se pueden contemplar el Boletín Oficial de Bizkaia del año 2002 que declaraba San Pedro de Romaña Bien Cultural con la categoría de monumento, una carta enviada por la Junta al pueblo de Turtzioz en 1927 en la solicitan contribuciones a la recaudación de fondos para acometer una restauración. En 1928 se editaría La voz de Trucíos, un boletín local del que se enseñan varias páginas.

Retablo palaciego

Vestimentas sacerdotales, un palio o reclinatorios “personalizados con los nombres de las familias propietarias” acercan a los oficios de antaño presididos por cinco magníficos retablos. Tres de ellos “son coetáneos del siglo XVII” y uno de ellos, que da acceso a la sacristía, enfrenta la amenaza de la polilla. El que se encuentra detrás del espacio habilitado para las fotografías antiguas “se trajo desde un palacio de la corte de Madrid, como se documentó en 1800” y se le incorporaron las figuras de “la Virgen del Carmen, el Niño Jesús de Praga y San Blas” porque llegó completamente vacío por dentro.