Sin la tradicional Euskal Ezkontza y sin comida popular debido a la actual situación sanitaria, pero la Euskal Jaia vuelve a llenar de alegría y ritmo las calles de Sestao. Esta es una edición de transición entre la celebración on line del pasado año y la que se espera que sea una Euskal Jaia completamente normal, la que se celebre el primer fin de semana de octubre de 2022. El hecho de ser una edición de transición no le ha restado un ápice de simbolismo a esta actividad que lleva celebrando Sestao desde hace 22 años.Sin duda alguna, el acto más especial de esta Euskal Jaia tuvo lugar a mediodía de ayer. Y es que, en lugar de la tradicional Euskal Ezkontza, desde la organización del evento se apostó por realizar un acto cargado de historia: la plegaria a San Pedro en la cruz de Kueto para que se ponga fin a la pandemia. La existencia de dicha cruz es un modo de agradecimiento por haber superado las epidemias del cólera en 1850, 1860 y 1870. Se estima que la cruz se creó en 1875 y se mantuvo en pie hasta 1933. Ahora, tras haber sido reconstruida hace años, ha servido como lugar en el que los sestaoarras que creen en lo divino han pedido un último empujón para superar la emergencia sanitaria.

El desfile de la Euskal Jaia que tenía como destino la cruz de Kueto comenzó en pleno corazón de la localidad, frente al ayuntamiento. Allí, tras escuchar unos bertsos de homenaje a quienes tanto han dado por la cultura vasca en Sestao y que, por desgracia, ya no están, los zanpantzar abrieron el camino de la comitiva. Ángel, Oihane, Inma, Marisa e Imanol eran unas de las personas que iban a formar parte de la comitiva de este acto. “Para nosotros el de hoy es un día muy especial. Teníamos ganas de que se pudiese volver a celebrar la Euskal Jaia porque se genera un ambiente impresionante en el pueblo. Este año quizá sea una Euskal Jaia un pelín descafeinada, pero vamos a celebrarla con la misma ilusión o más si cabe”, señalaron. La comitiva encabezada por los zanpantzar y en la que se sacó en procesión una imagen de San Pedro fue pasando por lugares emblemáticos del municipio como la zona de La Pela y el entorno de La Salle, entre otros. Finalmente, tras cerca de media hora de desfile en el que los sonidos y los colores de la cultura vasca tomaron el corazón del municipio, llegó el momento de hacer la plegaria en la cruz. Un ruego para que la normalidad vuelva y que la sociedad deje de sufrir el coronavirus. Una vez hecha la plegaria, el desfile deshizo sus pasos para volver a la plaza del Kasko y poner punto y final al acto estrella de la presente edición de la Euskal Jaia que acabará hoy.