Hacer una gestión de forma presencial en las entidades bancarias se ha convertido ahora, en tiempos de pandemia, en una actividad que requiere tiempo y paciencia, ya que las limitaciones de aforos en los espacios cerrados hacen que se ralentice sobremanera todo el proceso. Así, una de las imágenes que está dejando el coronavirus son las largas colas que, cada mañana, suelen formarse en las entidades bancarias para hacer trámites de diversa índole. Colas que hay que soportar al calor abrasador del mes de julio y al frío acompañado de lluvia de noviembre, por poner un ejemplo; largas esperas que, normalmente, tiene a las personas mayores como principales protagonistas. Ante este escenario, el colectivo de pensionistas y jubilados de Portugalete ha dicho "basta" y en la jornada de ayer lunes protestó frente a las diversas entidades bancarias de la noble villa.

Así, a lo largo de la mañana de ayer lunes, un numeroso grupo de pensionistas y jubilados portugalujos fue de sucursal en sucursal bancaria para hacerse oír y hacer ver su hartazgo ante esta situación. El sistema a seguir fue el mismo en todas y cada una de las sucursales de la noble villa que fueron visitando. La marea roja que dibujaron los pañuelos que distinguen a este movimiento se fueron aproximando a las entidades bancarias, siempre eso sí, tratando de guardar la distancia mínima interpersonal que marca la situación actual de pandemia. Al llegar a cada sucursal, se realizó una pequeña concentración en la que se pudieron escuchar proclamas como Manos arriba, esto es un atraco y otros lemas en contra de la proliferación de los planes de pensiones privados y el incremento de las comisiones que aplican las entidades bancarias. Tras esta protesta sonora, representantes del movimiento de pensionistas de Portugalete hicieron entrega en cada banco de una carta en la que mostraban su descontento con la "desconsideración evidente de no haber dado solución a las cansadas y denigrantes colas a la intemperie, lo que en el caso de las personas mayores, usuarias más habituales de la entidad, linda la falta de respeto".

Deficiencias en la atención al público de los bancos y cajas de ahorro que, a juicio de los pensionistas jarrilleros se suman a otras prácticas que ya se realizaban antes de la llegada de la pandemia como, por ejemplo, "el horario estricto para realizar algunas gestiones, la creciente atención despersonalizada y la derivación a cajeros automáticos". De este modo, los pensionistas jarrilleros hicieron ver a las entidades bancarias su descontento con la atención a la ciudadanía que dispensan en sus sucursales de Portugalete.