Nada de trasiego entre bambalinas atemperando los nervios de diseñadores y modelos. En la asociación Soineko de Güeñes se confiesan presas de la nostalgia. Ayer debería haberse extendido la pasarela. No recuerdan otro precedente de anulación del concurso de vestidos de papel en más de sesenta años, pero pronto supieron que no era viable seguir adelante en la época del coronavirus.

Ya a principios de marzo avisaron de que el evento implica “una aglomeración imposible de controlar con seguridad”, justifica la presidenta, Arantza Carro. De acuerdo con el Ayuntamiento y la asociación de desarrollo turístico Enkartur, decidieron cancelar. Otras opciones, como un pase privado de aforo reducido o incluso telemático se antojaban inviables. La esencia del certamen reside en la estricta evaluación por parte del jurado de renombrados expertos de moda que necesitan ver de cera y tocar las prendas y el desfile posterior ante el público. Justo este año “habíamos encargado al diseñador Eder Aurre -que ha ejercido de jurado- camisetas para que las vistiéramos ese día en la asociación.

Una representación de los vestidos que custodia Soineko se exhibe en Max Center y el lunes se unirán los ganadores de la última edición en las categorías infantil y adulta de diseño y originalidad y corte y confección. Guardar los vestidos para crear un fondo propio que sirva casi como museo fue una de las medidas que introdujo la reinvención del certamen en 2005.

Había nacido en 1958 dentro de las fiestas de La Cruz. A la comisión organizadora se le ocurrió un concurso de vestidos de papel porque “muchos vecinos trabajaban entonces en la cercana papelera de Aranguren”. Gran parte de las actuales 16 componentes de Soineko, como la propia Arantza, Mari Lolo Ruiz, Garbiñe Basterra, Raquel Cámara, Marisa Bernardo o Nieves Araujo asistieron como público o bien desfilaron con el vestuario creado por sus madres. A medida que las costureras le tomaban la medida al papel, descendía el número de participantes. A finales de los años noventa “subsistió gracias a tres o cuatro diseñadoras del pueblo” y han logrado que sea el más longevo del Estado por delante del catalán de Mollerussa, que data de 1963.

Vecinos e instituciones tomaron cartas en el asunto. Se constituyó la asociación Soineko; el Ayuntamiento de Güeñes y Enkartur se aliaron para dar un impulso al certamen con la colaboración de Roberto Comas, “escaparatista de El Corte Inglés que vino unos cuantos años,: vestía a las modelos, aconsejaba y también formaba parte del jurado”. Tras su fallecimiento instituyeron en su memoria el premio homónimo que potencia el talento local.

Para 2020 “se habían interesado desde Paraguay”. Las llamadas respecto al coronavirus se intensificaron ya desde enero. Y es que la confección de un vestido de papel puede llevar “hasta un año dependiendo del material”, según la diseñadora y miembro de Soineko Mari Lolo Ruiz. Otros, en cambio, “los preparan en una semana y en ocasiones estudiantes de Bellas Artes los traen cortados y los montan una vez en Güeñes”.

Análisis en laboratorio

El día del concurso la actividad resulta frenética desde la mañana, con el pase ante el jurado en la kultur etxea de Güeñes para asignar las puntuaciones. Al terminar, “las modelos suelen ir a ensayar a la pasarela y los diseñadores al Ayuntamiento a la recepción de bienvenida presidida por el alcalde”. A las 21.00 horas se levanta el telón de cara a los espectadores con toda la logística “bien estudiada” por parte de Soineko. Y tanto que estudiada. Retales de todos los aspirantes se envían a analizar a un laboratorio de la Universidad del País Vasco para certificar que efectivamente los vestidos están hechos de papel. Con los avances tecnológicos y textiles nunca se sabe…

“En enero ya recibíamos llamadas para preguntar por el coronavirus, pero seguir era inviable”

Presidenta asociación Soineko