Artzentales - El color de su piel cambia en función de los sentimientos que perciba a su alrededor. Sus superpoderes se extienden al don de conceder tres deseos a quien se porte bien. Vive en un castillo en el fondo del mar, pero sube a menudo a la superficie para dar ejemplo “y enseñar a los demás a ser mejores”. La gata mágica Kitty ha nacido de June Pozuelo, estudiante de sexto de Primaria en el colegio Ángel Larena de Artzentales. En su primer cuento, a la venta en la Librería Goya de Bilbao, ha creado un universo de fantasía con moraleja: inculcar valores.

Ganar el concurso de minicuentos organizado por la kultur etxea del municipio encartado ya puso de relieve su precoz talento literario. Poco después un vecino de su familia, profesor, escuchó cómo narraba una historia a una amiga y transmitió a sus padres su asombro “por la forma en la que se expresaba” para su edad, lo que animó a June a coger papel y bolígrafo para dar rienda suelta a su imaginación. Cuando en casa leyeron la trama al completo “no dábamos crédito” y se pusieron en marcha para que Érase una vez mi primer cuento llegara a un público más amplio.

“Me encantan los libros de aventuras”, dice la joven escritora. Se nota en las páginas donde animales con la facultad de sobrevivir en las profundidades del océano se mezclan con estatuas de piedra, alienígenas y seres humanos que evolucionan de la mano de los sabios consejos de la gata Kitty. Por ejemplo, “se encuentra con unos ladrones, les pregunta por qué roban y ellos contestan que porque no tienen nada”, lo que lleva al resto de la comunidad a movilizarse para ayudar y así los antiguos cacos no reinciden. También “transforma en bueno a un mago malvado”. Aunque “cuesta que publiquen a una niña”, admite su madre, Inmaculada Rodríguez, la Librería Goya se interesó por la obra. “Si las ventas de la primera edición marchan bien, nos gustaría sacar una segunda en euskera”, avanza la madre de la autora.

En el hogar de los Pozuelo-Rodríguez “decimos que los libros son tesoros”. Leen “mucho, intentando que sea en papel”, por lo que a su corta edad, June ya se ha sumergido en las historias de “Platero y yo o El principito”, animada también por el ambiente escolar. En el colegio rural de Artzentales que no alcanza el medio centenar de alumnos, el fomento de la lectura ocupa un lugar capital en el programa educativo. “El próximo curso tendrá que cambiar de centro” para iniciar estudios de Secundaria en otro municipio, con cierta pena por decir adiós a una comunidad y familiar que se vuelca con los eventos locales.

Homenaje en fiestas En las fiestas de San Antolín, June recibió el homenaje del Ayuntamiento junto con una figura de la altura de Sabina de la Cruz, que reside en Artzentales desde hace 25 años. En su casa de las antiguas escuelas de Traslosheros, la escritora y catedrática viuda de Blas de Otero prosiguió sus investigaciones y supervisó la edición de las obras completas del poeta. “Sabina es un referente para nosotros. Cuando se enteró de que una niña del pueblo escribía, enseguida pidió leer durante el acto un fragmento de su libro y que ella leyera un poema suyo. June ha tenido mucha suerte”, alaba su madre.

Con el respaldo de semejante madrina, coge fuerzas para volver a escribir. “Quiero hacerlo, aunque todavía no he pensado en argumento para otro libro”, cuenta. Mirando a sus estudios universitarios ahora se decanta por “Veterinaria”. Su cariño por los animales explica por qué protagoniza su debut una felina que cambia el mundo.