Trapagaran - Repasando el curriculum vitae de los miembros de la Asociación de Talla Guregurra de Trapagaran sorprende ver que ninguno de sus actuales doce componentes tenga relación directa con el mundo de la madera a pesar de que han echo de este material natural y su tallado su signo de identidad, su pasión personal. Banqueros, trabajadores del metal, técnicos, docentes, amas de casa, etcétera componen esta asociación que se constituyó en octubre del año 2013 en Trapagaran, ante la necesidad de un grupo de personas de disponer de un espacio donde poder trabajar y compartir experiencias relacionadas con la afición a la talla de madera, independientemente del nivel profesional de cada uno. “Muchos de los que formamos aquel primer grupo procedíamos de los talleres de talla que desde hacía varios años organizaba el Ayuntamiento y ya nos conocíamos. Aquel año no se pudo completar al aforo mínimo requerido para sacar adelante el curso y nos quedamos desangelados y sin taller”, recuerda Alfonso López. Sin embargo, estos alumnos ya estaban enganchados a esta artesanía tradicional y popular y decidieron no tirar la toalla.

“Ante ese vacío creado por la falta de cursillos lo hablamos entre nosotros y decidimos formar dicha asociación para poder crear un espacio de trabajo, poder dar a conocer al resto de habitantes de Trapagaran el arte manual de la talla de madera y no dejar que con el paso del tiempo se pierda la tradición de la talla de madera”, explica Elena Ocio, una joven trapagarandarra que como el resto inició su andadura en los locales del club Zaballa de este barrio de la periferia de Trapagaran. Actualmente, Guregurra está constituida por doce personas que se reúnen todos los martes y jueves en la planta baja del Palacio de Olaso de 18.30 a 20.30 horas, aunque como destacan “las puertas están abiertas a quien desee practicar la talla de madera junto a todos nosotros”, recuerda Ocio. Desde su nacimiento la asociación quiso, además de servir de apoyo a todos los aficionados del municipio que quieran conocer y practicar el mundo de la talla.

Implicación “Desde nuestro nacimiento nos marcamos diferentes objetivos como colaborar de forma directa con las diferentes actividades del pueblo, ya sean exhibiciones en mercados artesanos o fiestas patronales o tomar parte en las diversas actividades de los programas culturales municipales”, señalan Alfonso y Elena que aún recuerdan con satisfacción el éxito de público que tuvo la última exposición en las recientes fiestas patronales de Trapagaran. “Hasta ahora siempre exponemos en el Palacio Olaso y algunas veces llevamos algunas de nuestras piezas a escaparates de comercios que colaboran con la difusión de nuestro hobby o exposiciones que hemos hecho para algunas actividades escolares, pero lo del polideportivo nos abrumó un poco por la cantidad de gente que vio nuestros trabajos”, apuntan.

Trabajos que van desde sencillos saleros y abrelatas o almireces y percheros hasta arcones de diferentes tamaños pasando por todo tipo de cajas, joyeros, lámparas, estatuas, cuadros, escudos, relojes, y un largo etcétera ya que como señalan desde Guregurra, “el límite es la imaginación ayudada de un poco de pulso”. Así, los formones y gubias, a golpe de mazo, requieren de precisión para elaborar los dibujos, motivos y filigranas que han de convertir un trozo de madera de haya, roble, cerezo o de nogal en unas auténticas obras de arte que están elaboradas por personas que no se dedican profesionalmente a este tipo de artesanía. “Somos gente que lo hacemos con mucho cariño en nuestro tiempo libre y por ello se nota el mimo y la dedicación a unas tallas que no están pensadas para la venta sino para la satisfacción del autor”, remarcan.