Alonsotegi - Jenifer Cerrato sabe cómo manejar “las ocho extremidades, ya que se incluyen los codos y los tobillos”. Habla del muay thai, la disciplina de la que la joven de Alonsotegi de 21 años se ha proclamado campeona de Euskadi y España. En un viaje por Tailandia en verano cumplirá su sueño de empaparse de los rituales ancestrales de este deporte “noble, respetuoso y seguro” en el lugar donde surgió y se popularizó “después de que en una guerra contra Birmania, los tailandeses derrotaran a sus adversarios empleando estas técnicas”. Le ayudará en su carrera deportiva, pero también representará una experiencia personal inolvidable.

A los 6 años Jenifer ya había pisado un gimnasio para iniciarse en la práctica del taekwondo. Durante la adolescencia, “con 13 años lo dejé en la etapa en la que empezaba a salir durante los cursos del instituto”. Tenía 17 cuando retomó la actividad física de forma regular, aunque prefirió “probar suerte con otro tipo de artes marciales, como full contact o kick boxing” hasta que dio con el muay thai. “A mí me ha subido la autoestima”, asegura, contenta de que la presencia femenina vaya en aumento y gane repercusión en esta y otras modalidades. Cuando ella comenzó “era la única mujer” en el gimnasio al que acudía y sintió “siempre” el respaldo de sus compañeros.

El muay thai permite “tirar los puños a la parte superior del cuerpo y patadas arriba y abajo y también agarrar y seguir pegando”. Lejos de la reputación de agresividad que se le atribuye, “reina el compañerismo; lo primero que hacemos al finalizar un combate es abrazar al rival y solemos juntarnos para salir a tomar algo después de los combates”. Sin embargo, no basta con repeler los golpes. Hay que conocer las normas y demostrarlo “en exámenes de grado” para ir escalando en los distintos niveles y ganando brazaletes y cintas, como explica Jenifer mientras enseña sus apuntes. “¡Hasta estoy aprendiendo palabras y expresiones en tailandés!”, exclama risueña. A medida que se sube de categoría “se van quitando algunas protecciones” que cubren el cuerpo.

El pasado mes de febrero se presentó en el campeonato de Euskadi de muay thai. A pesar de que se marchó con la sensación de que “podía haber dado mejor rendimiento todavía”, venció y repitió triunfo un mes más tarde en la final estatal. “En el vestuario antes de salir pensaba: estoy aquí” y ante una audiencia millonaria, porque las finales se retransmitieron “para todo el mundo en directo on line a través del canal Liga Sport”. “Impone, pero fue algo maravilloso” que los espectadores pudieran asistir al otro lado de la pantalla a su victoria ante una contrincante originaria de Valencia “incluso en Tailandia”.

Monitora y mochilera El país cuya cultura ha conquistado a Jenifer. No será la primera vez que vuele allí, ya lo hizo “a finales de 2017 en plan mochilero con mi novio”. Ahora lo ha enfocado en un plan más profesional, con la idea de visitar gimnasios “y aprovechar para entrenar allí”. Lo que aprenda le servirá a su regreso a Alonsotegi para dar clases de muay thai, ya que posee la titulación de monitora.

Estudia, trabaja y practica deporte con la regularidad que precisa la alta competición... Conforme progresa se incrementa la exigencia que requiere el deporte de élite. Ella es muy rigurosa en su preparación: “entreno cinco o seis días a la semana, salgo a correr y cuido muchísimo la dieta” para que nada falle en los momentos clave donde debe mantener a raya los nervios y siempre respetar a la persona que tiene enfrente.

Un ritmo frenético que intenta mantener hasta donde pueda. Y es que se avecina una cita importante en el calendario: en noviembre, Jenifer acudirá al campeonato de Europa con el aval de haber obtenido el título estatal. Otro reto en el horizonte para continuar engordando un palmarés brillante en una deportista tan joven.