“Nos fue superbien. Estamos muy emocionadas porque realmente no esperábamos este resultado. Llevamos poco tiempo haciendo este tipo de patinaje, solo dos meses, así que íbamos a aprender. Y ha sido sorprendente; nosotras mismas nos hemos sorprendido”, reconoce Eva Sainz, directora deportiva y entrenadora de este club que, principalmente, se dedica al patinaje artístico tradicional. El evento internacional reunió más de 100 deportistas de siete países en la localidad madrileña: España, Francia, Italia, Rusia, India, Ucrania y Bélgica. Y la delegación estatal consiguió trece medallas en categorías internacionales, además de otras 19 en la de iniciación. Pero, por encima de los números y los triunfos, los giros y la técnica, está todo lo demás, como defiende Eva. “Hay cosas que no tienen precio: ver a las entrenadoras rusas, que iban con las niñas que están compitiendo en hielo, que son buenísimas, es muy grande. Entre lo que imponen, el carácter que tienen, que se te ponen al lado y tú ya estás tiesa? Pero luego, se dan situaciones como que venga la seleccionadora de Rusia a felicitar a mi hija, Olaia, que fue la que quedó segunda, por la belleza del disco”, rememora Eva.

Pero Olaia aún vivió un episodio más curioso. Ella misma lo cuenta: “Me hice amiga de una niña rusa, que era muy maja. Y me dio una sorpresa. Tenía un huevo de Fabergé y me lo regaló por ser su amiga española. ¡Fue muy maja!”. Así que para esta patinadora de Getxo, la Copa del Mundo ha sido “una experiencia enorme”. Eva se quedó sin palabras con lo acontecido. “Yo aluciné porque dije: Mira que la niña vino con el huevo desde tan lejos? ¡Qué ilusión más grande. Mucho más que la medalla!”, comenta.

Y es que esos detalles son los que engrandecen el universo deportivo. “Al final, todos estos niños hacen deporte por cosas como estas; porque te socializa mejor, te enseña más cosas de ti mismo, hace más grande tu mundo, te hace más fuerte, te hace mejor conocedor de que hay que levantarse una y otra vez, de que las cosas hoy son blancas, mañana negras, pasado azules? Aprenden mucho en recursos y de ellos mismos. Lo importante es todo lo que rodea al deporte”, sentencia esta entrenadora, que acumula años de enseñanza y formación en distintos terrenos, no solo el del patinaje artístico clásico y en línea, sino en hockey patines o como jueza o árbitro. De hecho, Eva, como ella misma admite, es una férrea defensora de los estudios en el deporte. “

Yo soy muy proformación”, reconoce. Y lo argumenta. “Cualquiera puede estar con un niño, pero no debería ser así: deberías buscar un profesional cualificado para enseñar a tu hijo lo que sea”.

En el Club Patinaje Show Getxo, se toman esta filosofía muy en serio y reflejo de ello es la cantidad de jóvenes patinadoras que forman parte de esta familia. Aún están recibiendo a nuevos miembros para este curso. “Niño que entra en general, niño que se queda. Estos tres últimos años, lo que ha sido regular es que hayamos tenido sobre 140 niños. Desde los 4 años hasta los 16. En Getxo Kirolak me felicitan porque somos el único club que tiene muchas niñas. Y todavía ahora están entrando una media de ocho o diez niños por semana y si seguimos como los otros años, deberíamos acercarnos a los 150 patinadores en Show Getxo”, describe Eva, que destaca que están “muy contentos y satisfechos” por cómo van las cosas. Sobre ruedas.