Leioa - “Es un ejemplo perfecto de participación ciudadana porque la Maskarada se creó por el pueblo, para el pueblo, con el pueblo y... todas las preposiciones posibles”. Así resumía ayer Arkaitz Correa, uno de los organizadores de la Maskarada de Lamiako, algo que no es sencillo, es decir: expresar con palabras todo lo que es esta representación mitológica sobre la historia de Lamiako. Porque claro, poner sustantivos, verbos o adjetivos a un espectáculo que va a cumplir 41 años y que conjuga cultura, raíces, unión de barrio, baile, euskera y, sobre todo, sentimiento es una ardua labor. La alcaldesa de Leioa, Mari Carmen Urbieta, empleó un término que puede ayudar: “Es magia”.

Ya se descuentan los días para vivir una nueva edición. Como es habitual, el último viernes del mes de mayo, las lamias saldrán a escena en el barrio leioaztarra. “La representación ha cogido mucha fuerza con los años, la acogida cada vez es mayor y por eso se puede hablar de que es una tradición en mayúsculas”, aseguró Correa, que junto a Arene Albizu capitanea el equipo que hace posible la Maskarada. En la representación en sí toman parte “entre treinta y cuarenta personas”, pero todo el barrio se implica acompañando a los actores y bailarines, y además, “está toda esa gente que no se ve, pero que arregla moños, pinta caretas, lleva gigantes...”, apuntó Correa. “Es un tesoro muy grande y lo hacemos entre muchas personas”, agregó. De hecho, la alcaldesa de Leioa alabó toda esa colaboración. “Me quedo con la participación de tanta gente”, enfatizó.

Van ya cuatro décadas bailando con Prudentzia, Maiatza, Basajaun, Mari, Sugaar... Y Correa y Albizu acumulan un buen puñado de años asumiendo la organización, así que llaman a una sustitución que parece no llegar, aunque ellos se lo toman con humor. Sí ha habido recambios ya en otros papeles de la Maskarada. “Están llegando los relevos generacionales, tenemos a unas ocho personas nuevas”, precisó Correa.

Cambios También hay otras novedades este año, puesto que la segunda parte de la actuación experimentará variaciones en el recorrido. “Lamiako era un barrio industrial y rural y hoy en día el entorno es muy diferente, así que ello nos ha trastocado en la historia, por lo que este año hemos decidido reunirnos con José Luis Raymond, el responsable del la escenificación original, y hacer cambios para aprovechar otros espacios que puedan encajar mejor”, admitió el organizador. El resto seguirá prácticamente igual, fiel a sus orígenes y su esencia: a las 17.30 horas empezará el primer acto desde la rotonda del Soplador; media hora después dará comienzo la segunda parte; y la tercera, llegará al caer la noche, sobre las 22.30 horas, cuando tendrá lugar el akelarre y el fuego se convierta entonces en protagonista. Aunque diluvie, como el año pasado.