Durango Rugby Taldea José Antonio Martínez, más conocido como Marti. A sus 47 años, ha tomado la siempre complicada decisión de retirarse. "Desde que decidí dejar el rugby ha sido cuando más he disfrutado porque he estado tranquilo y solamente pendiente de pasarlo bien. el dejarlo jugando siempre es más bonito"

Fue con 25 años cuando Marti Un deporte que le han permitido adquirir valores dentro y fuera del campo y dar un giro a su vida. Su experiencia también ha sido decisiva a la hora de tratar con sus compañeros. No en vano, "soy un año mayor que el entrenador y he jugado con chavales que he entrenado en la escuela", aseguró con cariño añadiendo que "a los jóvenes les intentaba trasmitir siempre la importancia de llegar a la hora y aprovechar el tiempo cada vez que estábamos entrenando".

Esta filosofía es algo que ha intentado traslada a sus propios hijos, jugadores también del DRT. Ane juega el senior femenino e Ibon pasará la próxima temporada a sub-18. Como padre dejó muy claro que "mis hijos juegan muchísimo mejor que yo; tienen mi casta, pero son más inteligentes dentro y fuera del campo".

Defendiendo que "dentro del campo soy indestructible, fuera no soy tan valiente", el hecho de no haber podido jugar con su hijo Ibon es una espinita clavada para Marti, que no ha visto cumplido su sueño "aunque no lo descarto", aseguró con nostalgia.

Tras más de veinte años en el Durango Rugby Taldea, ocho de ellos formando también a los jóvenes en la escuela, Marti siempre se ha caracterizado por ser un jugador de sangre caliente. Rozando el metro setenta y con 70 kilos de peso, "nunca he pesado tanto", Marti defendió que "no puedo jugar de ala; es el puesto más difícil porque tienes que ser frío". En este sentido, añadió con sinceridad que "aunque haya jugado muchos años, técnica y táctica no tengo; se del rugby el sota, caballo y rey". Profundizando en su faceta de jugador reconoció que "yo he sido hombre de banquillo toda mi vida y no me importa reconocerlo. Todos los viernes que no me convocaban para el partido me iba enfadado a casa. Tiene que ser así porque como si te da igual, mala señal".

Primer ensayo

Durante todos estos años, cientos de partidos y anécdotas dentro del terreno de juego. Con cariño recordó su primer ensayo con 25 años. "Los árbitros levantan la mano y de la emoción le choque", relató entre risas el momento. Mención especial también a su debut en División de Honor B en Vigo o la contundente derrota en Logroño por 80-0. "Después de ese resultado que venga un árbitro y te felicite por la actitud del equipo es precioso. No es ganar o perder, es disfrutar y ser feliz haciendo esto", insistió con criterio.

En un deporte de contacto como es el rugby los golpes, fracturas y lesiones importantes son frecuentes. En este apartado, se mostró muy agradecido al apoyo incondicional de su mujer Edurne, que solamente acudió en dos ocasiones a verle. "La primera vez que vino era mi cumpleaños y me dijo que después del partido no hiciera planes que nos íbamos a celebrarlo. Estuve 45 segundos en el campo, me pegaron con el taco y me dieron cuatro puntos en la ceja. Por supuesto que fuimos a Vitoria a celebrarlo", relató con cariño agradecido a su pareja.

Pero si hay un golpe que le ha dolido a MartiRecuerdo que pasó a un metro mío, tuve que guardar la compostura, mi hijo llorando lo presenció todo y fueron momentos muy duros. Todo quedó en un susto; cuando vi las imágenes en vídeo se me cayó el teléfono de la impresión", revivió el complicado momento.

Asegurando que "para mí el rugby es una forma de vida", Marti desea continuar ligado al club Marti y ayudando en las labores que sean necesarias dentro de la entidad durangarra fundada en 1986.

"Mis hijos juegan muchísimo mejor que yo; tienen mi casta, pero son más inteligentes"

Jugador del Durango Rugby Taldea