La villa de Durango volvió a sumergirse ayer en la historia más cruel y dolorosa de su pasado: el bombardeo que el 31 de marzo de 1937 arrasó y tiñó de terror la villa. Coincidiendo con el Día Mundial de los Refugiados, el Consistorio durangarra inauguró la visita guiada Aztarnak (Huellas), iniciativa que no pudo celebrarse el pasado 31 de marzo debido al covid-19. La alcaldesa, Ima Garrastatxu, encabezó el grupo donde tomaron parte portavoces municipales e integrantes de las distintas asociaciones que han colaborado con el proyecto como Gerediaga Elkartea, Durango 1936, Kriskitin Dantza Taldea o Ongi Etorri Errefuxiatuak, entre otros. “Aunque escuchemos con frecuencia eso de que hay que cerrar heridas, jamás debemos de olvidar lo ocurrido”, fueron las primeras palabras de Imanol Tabera, historiador encargado de impartir la visita guiada.La jornada de ayer sirvió para inaugurar las seis placas que se han instalado en el recorrido histórico. Diferentes puntos de la villa que recuerdan aquella masacre dirigida por el general Mola y ejecutada por aviones italianos. La primera parada tuvo lugar en la calle Kurutziaga. Cinco bombardeos del modelo Savoia 81 comenzaron un ataque en esta zona enfilando hacía la basílica de Santa María. Como recogía la placa informativa “los pilotos, manteniendo el sol a la espalda, comenzaron el bombardeo a las 8.30 horas. En una sola pasada arrojaron cuatro toneladas de explosivos sobre la población civil. La metralla afectó a edificios de ambos lados de la calle Kurutziaga: aún son visibles las marcas”.

En la misma calle, se encuentra instalada la segunda placa junto a la escultura denominada Espacio de reflexión. En ese lugar, que se erige como memoria de todos los que ofrecieron su vida por la libertad y los derechos del pueblo vasco enfrentándose al levantamiento fascista de 1936, se detuvo la visita guiada. El espacio escultórico cuenta con placas de hierro en referencia a cinco lugares que recuerdan la resistencia antifascista: Intxorta, Saibigain, Santimañazahar, y la represión fascista de Derio y Barcelona (fusilamientos y bombardeos).

La tercera de las placas está instalada frente al convento de Santa Susana. Allí trece monjas y una empleada que se encontraba en la parte trasera del edificio fallecieron al instante. Poco antes, las bombas también alcanzaron la iglesia San José de los jesuitas y 27 personas que estaban en misa también murieron. “El hecho bombardear edificios religiosos era una estrategia. Lo que buscaban era culpar a los republicanos. Los fascistas siempre decían que los rojos quemaban iglesias; pretendían que los durangarras pensasen que habían sido los republicanos”, puntualizó el historiador.

La visita guiada siguió por el casco viejo durangarra hasta llegar al pórtico de Santa María, emblemática zona donde se encuentra la cuarta placa. El 31 de marzo de 1937 allí se celebraba mercado y a la hora del bombardeo, 8.30 horas, se oficiaba misa en la basílica de Santa María de Uribarri. “Los bombardeos del 31 de marzo de 1937 dejaron 336 muertos oficiales, fueron muchos más, por efecto de los ametrallamientos y las casi cuatro toneladas de bombas. El general Mola celebró el bombardeo invitando a las tropas a putas y whisky”, subrayó Tabera.

Huellas de metralla

El recorrido se trasladó a la plaza Ezkurdi donde está instalada la quinta placa. El primer bombardeo que sufrió Durango tuvo lugar el 25 de septiembre de 1936. Los aviones procedentes de Vitoria-Gasteiz lanzaron cuatro bombas sobre la villa. Una de ellas cayó sobre el frontón de Ezkurdi donde en ese momento jugaban a pelota un grupo de milicianos y refugiados huidos de Gipuzkoa; la bomba causó doce muertos. En este sentido, los asistentes pudieron comprobar cómo quedan huellas de la metralla en el trozo de la pared del antiguo frontón de Ezkurdi.

La visita guiada terminó en el palacio Etxezarreta donde la sexta placa recuerda cómo durante los años de la contienda, diferentes edificios del municipio fueron ocupados por el ejército republicano, entre ellos el Palacio Etxezarreta, actual Museo de Arte e Historia de la localidad.

Ante la atenta mirada de los presentes, el historiador Imanol Tabera concluyó la visita guiada defendiendo, con gran criterio, que “si Picasso en vez de Gernika hubiera pintado Durango en su cuadro, las películas se hubieran grabado aquí”.

Bombardeo de Durango

Visita guiada. El covid-19 impidió llevar a cabo el pasado 31 de marzo una visita guiada con el objetivo de volver a recordar la historia más cruel vivida por la localidad durangarra. Ayer, Día Internacional de los Refugiados, pudo realizarse la iniciativa.

Recorrido. Los seis paneles informativos instalados en diferentes espacios del municipio servirán para mantener siempre presente el trágico suceso.

Recuerdo. La oficina de turismo de Durango venía ofreciendo una audioguía con esta temática y ahora lo que se pretende con estos paneles es profundizar y recordar el bombardeo de 1937 con la posibilidad de organizar nuevas visitas guiadas.