A las 8.30 horas el repique de la campanas sonó en las silenciosas y vacías calles de la villa en recuerdo al primer ataque aéreo que sufrió el municipio en 1937. Poco después el Ayuntamiento instaló en el pórtico de la iglesia de Andra Mari un ramo de flores y encendió el fuego en honor a las víctimas.

La celebración de este aniversario continuó durante todo el día en las redes sociales del Consistorio y de esa forma se pudo compartir la emotiva declaración institucional, escrita por Unai Iturriaga, que fue leída por los representantes del Ayuntamiento y de algunas asociaciones locales como Gerediaga Elkartea.

También en las redes sociales se difundió un vídeo sobre el ataque aéreo y se pudo ver una exposición fotográfica de aquel día, y siguiendo el llamamiento realizado por varios vecinos, algunos durangarras colocaron sus ikurriñas y crespones negros en sus ventanas y balcones. 87 años después y pese al confinamiento por el covid-19, Durango volvió a recordar este oscuro episodio. El primer gran bombardeo aéreo sobre una población civil en Europa que acabó con la destrucción de un pueblo y la muerte de numerosas víctimas inocentes. Una lluvia de 281 bombas y 14.849 kilos de explosivos que dejaron 336 muertos y un pueblo destrozado, que a pesar del tiempo y el confinamiento les sigue recordando un año más. Como recoge la declaración institucional "hoy y aquí, es ayer y mañana".