AYOR presencia policial, pinares o parques precintados... Atajar el botellón, máxime si se acompaña de incidentes como últimamente, no es tarea fácil y la carrera, coinciden los expertos, será de fondo. “A corto plazo todas las administraciones han optado por lo mismo, pero el despliegue policial o el cierre de parques, como el de Doña Casilda, no suponen la limitación de este fenómeno, sino su dispersión hacia otros lugares”, advierte Jonatan García, profesor del Departamento de Sociología de la UPV, para quien es necesario “pensar en medidas a largo plazo en las que diferentes actores, como la familia, la escuela o la sociedad, colaboren en esa transformación de cómo entendemos el ocio y la sociabilidad, cuál es la presencia que tiene el alcohol en ese ámbito y, a su vez, cuál es el respeto o la proyección que debemos hacer de las instituciones y de la autoridad, como pueden ser los cuerpos policiales”.

Una mayor concentración de personas en un menor número de botellones, su vinculación a actos incívicos y las restricciones de la pandemia han puesto sobre la mesa un cóctel con numerosos ingredientes. Por un lado, el consumo excesivo de alcohol entre parte de la juventud. “Hemos de replantear cuál es el ámbito en el que han sido socializadas esas personas jóvenes porque en la sociedad vasca el ocio ligado al alcohol tiene una presencia significativa”, subraya García. Por otra parte, prosigue, “habría que replantear el debate de cuáles son los valores que queremos que imperen en nuestra sociedad, si anteponer los derechos o las obligaciones, si el individualismo debe ser la idea principal o se difunden los valores grupales o comunitarios...”. Tampoco hay que olvidar, añade, que “durante décadas el cuerpo por antonomasia de la autoridad en nuestro país, como pueda ser la Ertzaintza, se ha visto atacado y puesto en duda. Si vamos sumando todas esas cuestiones, al final acabamos con que la juventud no tiene ese reparo que podían tener generaciones previas a la hora de enfrentarse a la Ertzaintza o a las Policías municipales”, argumenta este docente, quien también pone el foco en las familias. “Son el principal agente socializador de las nuevas generaciones, un ejemplo a seguir”, subraya y añade a la lista de implicados a “los medios de comunicación y la publicidad, que tienen asimismo mucho que decir en cuanto a cuál es la imagen que se difunde de lo que es el éxito”.

También para Juan Manuel González de Audikana, exdirector del Instituto Deusto de Drogodependencias, bajo la alarma causada por el botellón “hay un problema serio” de valores. “Muchas de estas conductas irregulares: consumo de drogas, botellón, peleas... se han venido produciendo siempre, pero en este caso está agudizado porque existe un contexto sociocultural que las favorece. Hay un desnortamiento de la juventud, no saben cuál es la guía, cómo organizar su vida, frente a qué principios... Entonces, viven en la inmediatez y tienen una baja tolerancia a la frustración”, explica este sociólogo, quien también advierte sobre la “superprotección de los jóvenes a los que los problemas se los solucionan los padres”.

Tras recordar que “en las grandes situaciones de crisis se produce una falta de valores y referentes”, este experto constata que los jóvenes “están perdidos en un mundo que, además, no les ofrece gran cosa: tienen bajos sueldos, expectativas en las que no quieren pensar... Eso favorece su evasión”, indica.

En las concentraciones para consumir alcohol al aire libre, aclara, “también hay muchos chavales que son muy responsables en su vida cotidiana, pero van porque evidentemente tienen la edad de ir”. Otra cosa, dice, “es que en esos botellones multitudinarios se junten con otros que tienen relativamente poco que perder, no tienen contención y la montan. Amparados en esa masa se atreven a hacer cosas mucho más fácilmente, como tirar una botella a la Policía, y encima les sirve para demostrar que se atreven y presumir delante de los compañeros”.

A la espera de ver si con la relajación de las restricciones los botellones vuelven a su cauce, este sociólogo lanza una advertencia. “Igual cuando empiece el mal tiempo las cosas se diluyen o van desapareciendo cuando empiecen las clases un poco más en serio. Puede que se vaya pasando cuando empiecen a abrir más las discotecas, pero nos va a quedar el trasfondo y el trasfondo se va a ver en los suicidios y en el mayor número de problemas psicológicos agudizados por esta crisis”.

“Habría que replantear cuáles son los valores que queremos que imperen en nuestra sociedad”

Profesor del Dpto. Sociología de la UPV

“Hay un desnortamiento de la juventud, no saben cuál es la guía, cómo organizar su vida”

Sociólogo experto en drogodependencias