Bilbao - Se preveía una jornada intensa y movida en la nueva Bilbao Intermodal con motivo del puente de la Constitución y la Inmaculada, pero finalmente la terminal bilbaina asumió sin excesivos agobios su bautismo de fuego a pesar de llevar apenas una semana de plena operatividad. “La jornada se ha desarrollado con cierta tranquilidad”, confirmaron desde uno de los puntos de información de la terminal.

Las previsiones del Ayuntamiento de Bilbao para este puente apuntaban que las nuevas dependencias soterradas de Garellano iban que asumir 3.225 circulaciones de autobuses. Un auténtico test para una terminal novel que puso a prueba la capacidad de atención a los viajeros. Fueron un millar de autobuses el jueves, 694 el viernes, 699 el sábado y 832 ayer, en una intensa jornada, pero sin excesivas complicaciones.

En este sentido, DEIA quiso tomarle el pulso ayer a la nueva Termibus, que acogió llegadas y salidas desde diversos puntos como Madrid, Logroño, Burgos, Donostia, Gasteiz, Iruñea, Castro Urdiales e, incluso, Marrakech. Precisamente, desde una de las compañías que operan en la terminal bilbaina, Alsa, apuntaron que las escalonadas llegadas a lo largo del día evitaron que se produjesen picos de afluencia destacados o aglomeraciones. Incluso agregaron que la festividad hoy en otros territorios como, por ejemplo, Madrid o La Rioja provocó que muchos desplazamientos se realicen hoy mismo, aliviando así, gran parte de las operaciones desde la terminal bilbaina. “Para hoy tenemos casi todo vendido. Esperamos operar cerca de 24 autobuses”, señalaron. Por su parte, otras compañías como La Unión indicaron que no se registró un gran “ajetreo”, sino más bien un “domingo habitual” en la capital vizcaina. Igualmente, desde Cuadrabus manifestaron que el ritmo de venta de billetes fue el “habitual”.

Tampoco les llamó especialmente la atención el domingo de operación retorno del puente a los trabajadores de la cafetería de la terminal. Desde que abriera sus puertas hace una semana el volumen de trabajo ha sido “intenso”, según explicó su responsable, y ayer continuó en la misma línea. “Toda la semana ha sido igual y hoy -por ayer- desde las seis de la mañana que hemos abierto hemos tenido trabajo. Incluso a media tarde ha habido bastante gente”, valoró.

Por los pasillos de la nueva Termibus se entremezclan estos días curiosos que quieren contemplar las nuevas instalaciones con otros usuarios habituales. En este sentido, las zonas ajardinadas del exterior, las baldosas del suelo de la plaza y, sobre todo, un interior resguardado de las inclemencias meteorológicas y las grandes cristaleras desde las que se vislumbran las dársenas donde aguardan los autobuses son algunos de los aspectos más llamativos de la nueva terminal. No obstante, una de las principales novedades de las instalaciones son los seis tornos que dan acceso a los autobuses. “Jefe, perdona, ¿para salir se abren solos?”, cuestionaba ayer un usuario al personal de la terminal. Y es que la lectura del código de los billetes fue lo único que provocó alguna que otra aglomeración cuando coincidía la llegada y salida de algún autobús.

Otra de las estampas de la jornada fueron los recibimientos y despedidas tras unos días de vacaciones. El hecho de ser una estación soterrada permite poder hacerlo con más calma, sin pasar frío y en una misma zona de la terminal, como así demostraron algunos pasajeros que se fundieron en infinitos abrazos y besos.

Tráfico Por otro lado, donde se esperaban también especiales complicaciones era en la trama urbana alrededor de la terminal. La falta de espacio debido a las obras y que no se haya podido abrir todavía la nueva calle prolongación de General Eguía suponía todo un desafío para los conductores que acudieron a recoger y llevar pasajeros. Sin embargo, la circulación fue fluida más allá de algún que otro coche subido sobre la acera de la calle Luis Briñas. También ayudó la presencia de la Policía Municipal de Bilbao, que controló la circulación y agilizó el tráfico, así como las patrullas a pie por la terminal que proporcionaron una gran sensación de seguridad. En definitiva, un primer test superado sin agobios para una Bilbao Intermodal que está echando a rodar.