La vista por la muerte de Iurgi, el niño de 11 años atropellado en Aulesti en 2020, ha dejado esta mañana una sesión de cuatro horas especialmente tensa en el Juzgado de Gernika, donde los aspectos técnicos se han mezclado con un profundo malestar de la familia ante lo escuchado en sala. A lo largo de la mañana han declarado el acusado, cinco ertzainas, uno telematicamente desde Granada, y dos peritos, uno conectado desde Barcelona, en un juicio que lejos de aliviar a los progenitores, les ha dejado un "muy mal sabor de boca”.
Mientras los peritos presentaban conclusiones opuestas sobre la velocidad a la que circulaba el vehículo y los agentes exponían sus versiones sobre el desarrollo de la investigación, los padres han seguido la vista con creciente frustración.
Entre los asuntos mencionados ha surgido también la cuestión del casco, un aspecto que no ha sido central, pero que ha generado un profundo malestar en la familia porque, según denuncian, en la sala se ha dado a entender que la madre reconoció que el niño no lo llevaba. Agurtzane Uriarte lo ha desmentido con firmeza al salir del juzgado: "Han dicho cosas que no son ciertas. Al día siguiente yo estaba destrozada… ¿puede alguien tener en cuenta como estaba al día siguiente? Y sabemos que en casa nos falta un casco negro".
Posiciones enfrentadas
Las posiciones enfrentadas se han intensificado aún más en las conclusiones. El abogado de la aseguradora ha insistido en que el menor circulaba “con excesiva confianza”, mientras que el letrado de la familia ha criticado que el atestado no incorporara elementos que considera esenciales para reconstruir el siniestro, entre ellos la propia referencia al casco. Los padres han escuchado estas intervenciones con indignación. El padre, Iosu Beraza, ha sido tajante al afirmar que "lo que no puede ser es que en un juicio haya tres personas que mientan: el acusado, el ertzaina instructor y el abogado de la aseguradora". Y añadía que algunas de las afirmaciones resultan “incomprensibles”: "Estamos hablando de la vida de un niño. Es un cúmulo de mentiras que yo no sé a dónde estamos llegando".
El contraste entre lo declarado en sala y la versión que sostiene la familia desde hace años ha marcado buena parte de la jornada. Beraza ha insistido en que "la verdad solo es una" y ha recordado la declaración que asegura tener grabada: "Nos dijo que iba por el medio, ocupando toda la vía —bide beti— y que circulaba entre 20 y 30 kilómetros por hora. Que lo sepa todo el mundo: lo tengo grabado". La familia ha ratificado su reclamación de 219.000 euros, conforme a los baremos legales, mientras que la aseguradora ha reiterado su desacuerdo con la cuantía y ha dejado abierta la puerta a un recurso.
Aunque la vista avanza y el procedimiento queda visto para sentencia, que podría conocerse en un mes, la sensación de los padres apenas mejora. Ambos han coincidido en que la jornada, lejos de aportar claridad, ha aumentado su decepción.