A falta de inauguración oficial, las obras de conexión de los bidegorris de Irala y Miribilla concluyeron ayer con la puesta en marcha de los semáforos que regularán el tráfico a partir de ahora. Automóviles, bicicletas y peatones convivirán en una zona tan compleja como es la entrada a Bilbao por Zabalburu.

La red de bidegorris de la capital vizcaina cierra así un círculo que permitirá a los usuarios de las dos ruedas transitar desde el Casco Viejo hasta San Mamés, desde allí hasta Ametzola por avenida Ferrocarril, enlazar con Irala, recorrer el parque de Eskurtze y bajar de nuevo al Casco tras atravesar Miribilla.

Pasarela peatonal

Han sido varios meses de obras, que han afectado sobre todo a la zona alta de Eskurtze, donde se ha desdoblado el camino peatonal que discurre paralelo a la autovía para dar cabida a una pista ciclable de doble sentido. Para hacerlo, ha sido necesario construir en el tramo más estrecho una pasarela peatonal de madera sustentada por un entramado de vigas que da un nuevo aire al entorno.

La parte final del sendero, cerca de Torre Urizar, es desde hace años un lugar de esparcimiento para perros. Algunos de sus usuarios se habían quejado por tener que convivir con el tráfico de bicicletas con el nuevo carril. El Ayuntamiento ha acotado con vallas el recinto para evitar incidentes.

Más de un minuto de semáforo para peatones y bicis

En ese punto el sendero peatonal se desdobla. Se mantiene el tradicional, que baja hacia la rotonda de Eskurtze, el nodo que conecta el tráfico que llega de Ametzola con Irala y la salida de Bilbao, mientras que de forma paralela al carril bici un segundo camino conecta con el inicio de San Adrián y Avenida Askatasuna.

El paso está regulado por semáforo, el que tradicionalmente ha dirigido el tráfico de la entrada a Bilbao por Juan de Garay-Zabalburu, al que se le ha añadido una luz para peatones y otra para ciclistas. El paso está en verde para ambos colectivos durante más de un minuto.