Niño, azul. Niña, rosa. Blanco, pureza. Negro, luto. ¿Seguro? Verónica García-Peña rebate los estereotipos y construcciones culturales para defender que hay una amplia gama de grises, “un mapa emocional,asociando los colores a sensaciones y sentimientos”. Así, en El carácter peculiar de algunas cosas, la periodista, socióloga y escritora dos veces finalista del premio Planeta que creció en Zalla presenta diez relatos de la mano de la editorial Uve Books, cada uno ligado a tonos que “abren la puerta a lo inesperado”.
La obra se ha gestado a lo largo de los años. La autora ha plasmado su propia búsqueda de piso en un cuento en el que el gotelé crema “convierte una simple pared en metáfora de la repetición y de la muerte velada”. Después, fue repitiendo el formato mientras lo intercalaba con otros proyectos.
De esta forma, describe un azul en una maleta incapaz de retener recuerdos, un gris que simboliza la melancolía, el desencanto conyugal y la suspensión entre pasado y futuro, el marrón que encarna monotonía obsesión, el ocre de muerte y deseo, el blanco que encarcela, el rosa que refleja opresión e impulso de huida, el rojo nostálgico por lo no vivido, el polícromo como pérdida de vitalidad y el negro, “escenario de un viaje al límite entre fatalismo y redención”. Cada uno “tiene sus personajes, aunque luego todos ellos, aparte del color, tienen en común la música o las sensaciones que provoca, que cualquiera puede identificar porque son cotidianas”. Al mismo tiempo, “las doto de una atmósfera, un poco onírica a veces”.
Lo define como un “caleidoscopio, en el sentido de que nunca va a ser el mismo relato para todas las personas, incluso para uno mismo porque cuando lo relees puede que tus circunstancias hayan cambiado”. Además, “lo mismo en la segunda lectura percibes otros detalles que en la primera se escapan porque están más profundos”.
“¿Mi color preferido? Me defino como polícroma porque estoy hecha de todos los colores y de todos los tonos de esos colores, los alegres y los tristes, los luminosos y los oscuros, porque al final uno no puede ser de un solo color, soy todos mis aciertos y mis errores”, expone.
Lanza el proyecto con UVE Books, “una editorial independiente de León que cuida a los libros y a los autores”. En un magazine del mismo grupo editorial escribe una serie sobre amores extraños, no sólo romances de leyenda, sino también la pasión por la música de Luis II de Baviera “o al propio sentimiento”.
En una sociedad polarizada, “cada vez más gente habla de todo sin saber de nada y ocurre lo mismo sobre todo, con el periodismo”, reconoce, apenada, porque “parte de las fake news provienen de quienes carecen de conocimientos, desconocen los límites o les da lo mismo”. Para “dignificar” una profesión que acarrea un notable desgaste personal plantea “que nos colegiáramos como los abogados o los médicos, de forma que si no lo hacemos no podamos ejercer y a los medios de comunicación de verdad, no los de entretenimiento”, se les prohíba “contratar a quienes no lo cumplan”. De lo contrario, “¿quién va a querer cursarlo, si puedes ser periodista estudiando cualquier otra cosa?”