El menú de las fiestas nunca sacia, más si se degusta al sol con temperatura de verano. Zalla cocinó ayer marmitako, protagonista del primero de los concursos gastronómicos de San Miguel, que reunió a las cuadrillas bajo el espacio cubierto de la plaza Euskadi en una multitudinaria comida popular.
“Nos reuniremos fácilmente más de mil personas”, calcularon los componentes de Ilunka-Milunka que vigilaban el cocinado a mediodía, a la espera de los restantes miembros del grupo hasta juntarse “16 en total, que nos vamos repartiendo las diferentes tareas”, explicaron bajo su carpa instalada en la plaza de las Madres Irlandesas con una bandera de Palestina en solidaridad con su población y contra la masacre cometida por Israel. “Hay que reivindicar”, dijeron.
Erleak fueron sus vecinas en la misma ubicación, a la que mira el arcángel desde la fachada de la iglesia. “A las 8.30 horas ya estábamos por aquí, cogiendo sitio, nos lo tomamos con tranquilidad, explicaron las mujeres”, que no renunciaron a “hamaiketako y vermut” en un clásico de las fiestas de Zalla que repetirán el próximo sábado. El certamen de paellas “suele atraer a más gente todavía”.
La comparsa Katharsis ha optado, desde hace años, por cocinar sin la presión de presentarse al concurso. “Venimos desde el primer año”, se enorgullecieron, poniendo en marcha la maquinaria de los recuerdos sobre las fiestas de Zalla de décadas atrás. “Me casé en 1978 y me acuerdo de una kalejira en 1979 que vino desde Aranguren, cada cuadrilla bailaba una coreografía”; además, era costumbre “disfrazarse” en la feria de Gangas Eguna, que este año se celebrará el lunes 6 de octubre. En cierta ocasión, “después fuimos a cenar a Güeñes y nos dejaban entrar por la pinta que llevábamos”, rieron, antes de mencionar que en tiempos más recientes ejerció como emblema de las fiestas “una botella de txakoli que bajaba” cual Celedón.
Putxeraren Kofradia Artzentalesko Geltokia eligió cocinar en la olla ferroviaria, pero también sin inscribirse en el concurso para recrearse en el proceso, sin agobios con los tiempos marcados de presentación ante el jurado.
Ustekabekoak y otros grupos juveniles encarnaron el futuro aplicando “los consejos que nos han dado los amas y aitas”.