Gure Umeen Ametsak, la asociación de familias vizcainas por la gestación subrogada, buscó dar ayer un nuevo impulso al procedimiento de la gestión por substitución en el II Congreso Internacional de familias, mujeres gestantes y adolescentes nacidas por este método, y que se celebró en Madrid tras el éxito cosechado hace dos años en el evento que tuvo lugar en Bilbao. “Debemos avanzar hacia Dinamarca, la Europa avanzada, que reguló esto el 1 de enero de 2025, y no hacia la Italia de Meloni”, señaló a DEIA Pablo Bilbao, portavoz de la asociación, surgida en 2020 y que tiene como objetivo “derribar prejuicios y fomentar un debate informado”. “La finalidad de las familias que optan por esta vía es formar una unidad familiar de forma ética y responsable, consiguiendo realidades diferentes y enriquecedoras”, considera. Consciente de la complejidad del asunto, Gure Umeen Ametsak aboga por “dar voz” para que se escuche a las partes implicadas: a los expertos, a las gestantes y a los hijos que son resultado de la gestación subrogada.
Bilbao quiere dejar claro que cuando hay un “aprovechamiento” de la mujer se elimina el concepto mismo de la subrogación. “Pero es muy ofensivo para las gestantes extranjeras, porque no pueden ser del Estado, escuchar ciertos comentarios desde determinados sectores políticos y sociales, y la caricatura que se hace de ellas. Les ofende gravemente. No son mujeres tontas, empobrecidas, que nada tienen que hacer con su vida. No son analfabetas, tienen capacidad para tomar decisiones”, argumenta. El portavoz lamenta que no es posible abordar el debate desde la reflexión aunque se felicita de haber podido establecer interlocución con los partidos mayoritarios de la CAV, el Ararteko, Emakunde y sectores feministas “dispuestos a escuchar”. “El problema es que en el Estado se legisla sobre las cosas sin hablar”, reprocha, en alusión, por ejemplo, a la derogación de la norma que permitía inscribir a los niños nacidos por gestación subrogada en los consulados estadounidenses. Esta práctica no permitida en el Estado español sí está regulada en países como Estados Unidos, Canadá, México, Irlanda, Dinamarca, Portugal o Grecia.
En el encuentro de ayer la asociación redundó en que “no se hace por motivos económicos, sino con voluntad de ayudar”, opinión compartida por las otras dos de las organizaciones encargadas de un evento en el que participaron 200 personas, la asociación Son Nuestros Hijos y la Red Latina de Investigadores en Biotecnologías Reproductivas. También indicaron que el proceso, que puede durar dos años, es “complicado”, porque las familias que acuden a mujeres gestantes no tienen opción de elección y es la gestante la que elige en muchos casos a la pareja tras pasar una serie de entrevistas y ver si hay coincidencias.