En 2025 se puede afirmar que la extrema derecha ha logrado contaminar la conversación sobre la migración. Bulos, mentiras y voceros de discursos de odio en prime time. La sociedad tiene difícil escapar de esas aguas infectadas. Muchos han perdido la capacidad de diferenciar entre la realidad y aquello que viene dirigido desde un despacho en Génova, desde la sede central de Vox o desde sus decenas de demonios con disfraz de profesionales de la comunicación. "Queremos mostrar la realidad de la población migrante, no la que falsifica la extrema derecha. Estamos aquí para contrastar todos esos discursos de odio y combatir la ola fascista que viene desde Europa en los últimos años", explica Khalid Allali, voluntario bereber de Agharas desde hace cinco años.
Agharas montó su txosna hace tres años por dos motivos. Para acercar a la población migrante a la sociedad de Barakaldo, que la ciudad viera la realidad de la comunidad extranjera y que los jóvenes migrantes pudieran participar en sus fiestas. Y para financiar su actividad que viene realizando desde 2013. "Somos una asociación de jóvenes y personas migrantes que está ubicada en Barakaldo, pero trabajamos en Bizkaia y en toda Euskal Herria. El objetivo común es tener presencia en la calle y representar a las personas migrantes", explica Khalid sobre la asociación que gestiona un piso de acogida y ofrece asesoramiento a personas migrantes (un 80% de origen bereber). Pero no sólo eso, también ofrecen tres cenas semanales a personas sin hogar, ofrecen lavadoras y duchas en su local de Ezkerraldea, gestionan un huerto urbano o dan clases de castellano o euskera.
Cenas tradicionales
"Es una txosna como cualquier otra de Euskal Herria. Funcionamos con turnos como todas. La única diferencia es que tenemos comida de nuestra tierra. Ofrecemos té moruno, pinchos morunos y cenas tradicionales todos los días de fiesta, como si estuvieras en el desierto de Marruecos", cuenta Khalid. La txosna no se gestiona sólo con personas migrantes, mucha gente local se suma al proyecto. "Las personas que hacemos turnos somos diversas, hay vascos, latinos, españoles, marroquíes, bereberes...", explica Oumaima Maylal, joven marroquí que confiesa que le encanta participar porque está con sus amigas y le ayuda a conocer a gente nueva.
La txosna de Agharas es una oportunidad para que miles de jóvenes, que normalmente no se acercan a las fiestas euskaldunas, lo hagan. "La idea es visibilizar nuestra cultura pero también disfrutar las fiestas del país vasco. Desde que llegué hace cinco años a Euskal Herria desde Marruecos, vivo aquí en Barakaldo, y me hace ilusión participar en las fiestas. Aporto al pueblo y me siento parte de el", cuenta Saad Ouhakou, otro joven que participa todo el año en la organización.
Barakaldo valora muy positivamente su participación desde el primer minuto. "Yo creo que al final cualquier colectivo que se integre en las fiestas aporta diversidad. Que exista una asociación que traiga una realidad todavía más diversa nos hace entender que hay muchísimas más realidades que debemos abordar. Si hace unos años, gracias al feminismo, se empezó a plantear los protocolos contra la violencia machista, con la integración de Agharas se empezó a hablar de protocolos contra la violencia racista. Hoy en día la cuña de prevención de agresiones en fiestas también está en árabe", califica Aitor Yañez, militante de Makauen y miembro del Txosna Batzorde de Barakaldo.
Euskal Txoko
Agharas se integra en el Euskal Txoko junto a las txosnas de Makauen, Jolindarrak y Ekologistak Martxan, el colectivo de comparsas que hace una apuesta por la cultura euskaldun. "Compartimos la misma playlist y el mismo equipo de sonido, lo que nos ayuda mucho técnicamente", cuenta Izaro Alonso, militante de Makauen. Aya Elmouden, joven bereber celebra esa decisión. "Estamos muy bien, divirtiéndonos, hemos metido algunas canciones de nuestra tierra en la lista de reproducción".
"A raíz de lo que está pasando en Murcia, en Torre Pacheco, también queremos mostrar que aquí estamos viviendo como iguales. Haciendo cosas buenas, participando, disfrutando. Todos somos iguales. Somos vecinos de Barakaldo y sentimos que somos parte del pueblo. Es muy importante que la gente entienda que aquí estamos para compartir y convivir juntos", sostiene Ayoub Mazard, otro joven migrante miembro de Agharas.
Presencia en la calle
La decisión de participar en las fiestas; donde a parte de gestionar la txosna celebran el día de la acogida, con una comida popular y diversas charlas, y participan en las actividades del txosna batzorde; les ha hecho dar un paso más en la relación con el pueblo. "En la asociación igual estamos un poco apartados, pero gracias a las fiestas nos acercamos mas. Yo creo que después de tres años ya nos van conociendo", comenta Ayoub Mazard, quien compara la lucha de su pueblo, el bereber o Amazigh, con el de Euskal Herria. "Queremos unir la lucha vasca y la Amazigh, que es muy similar, por ejemplo en cuanto al idioma. Ambos queremos defender el nuestro en territorios que nos oprimen", considera.
"Al final somos personas que hemos venido de fuera y hemos hecho el esfuerzo de montar nuestra propia txosna para tener un espacio que nos represente, y así participar en las fiestas del pueblo del que somos, Barakaldo", resume Khalid Allali. "Bizkaia ya no es la misma que la de los años 80. Hay mucha más diversidad. Queremos con nuestra presencia contrastar la falsa información que se difunde por ahí sobre los jóvenes migrantes de origen magrebí", cierra el joven bereber.