La vuelta a casa de una nueva generación
Tras estudiar fuera, Bidane sentía que debía seguir con el negocio familiar
EL caserío familiar en Markina a la Universidad en Gasteiz para estudiar Filología Vasca; de ahí a Sicilia (Italia) en un programa de intercambio universitario y de ahí de nuevo al caserío familiar en este idílico paraje ajeno a todo ruido y prisas en el corazón de Bizkaia.
“En mi caso el volver a casa tras haber estado fuera no me supuso ningún problema ya que era donde quería estar y además haciendo algo que siempre se ha hecho en mi familia toda la vida como era elaborar queso”, nos cuenta esta joven que no echa de menos para nada el día a día de una ciudad y que no se ve haciendo otra cosa que no sean estos quesos con los que ha ganado incluso fama internacional. La familia Baskaran tuvo el honor hace unos años de entrar por la puerta grande en el exclusivo grupo de los mejores quesos del mundo, el World Cheese Award.
Un premio que se llevaron por casualidades del destino ya que se apuntaron en el último momento empujados por la ilusión de Bidane y su hermano y para los que este galardón fue todo un orgullo en lo que se refiere al reconocimiento que esto le otorgaba a su actividad artesanal.
Una actividad de la que Bidane es la generación más joven junto con su hermano haciendo este queso que comercializan bajo la Denominación de Origen Idiazabal y que nace de las mismas entrañas de su caserío Santamañe. Aunque han mamado, como se dice de forma coloquial, desde pequeños el oficio que le enseñaron sus padres, ellos se formaron también en la Escuela de Pastores de Arantzazu para conocer todo lo imprescindible acerca del rebaño, el pastoreo y los secretos (para ellos ninguno) que tiene le queso.
Un queso especial que viene de la leche proveniente de su propio rebaño de ovejas latxas de cara negra donde el toque se lo da en la fabricación el cuajo natural que le confiere ese detalle y ese sabor único que, como ya se ha visto, recibe premios de fama mundial. “Si lo pruebas notas, además de su impecable textura, color y apariencia, que deja una nota de lo más intensa en el paladar”, nos describe nuestra joven protagonista de un queso que marca su día a día, las 24 horas del día y los 365 días del año. Es lo que tiene dedicarse a una actividad artesanal.
Pese al sacrificio, los madrugones, el esfuerzo y el tesón que implica la elaboración del queso, la satisfacción que deja una vez se vende y se ve la cara de los clientes compensa todo. Tan claro lo tiene Bidane que no duda ni un momento en animar a cualquier mujer que quiera emprender en este mundo como el suyo; con sus pros y sus contras como era de esperar.
“Mi consejo es que se animen y lo hagan, pero que recuerden que no es un camino sencillo ni fácil del todo. Eso sí, con ilusión se pueden solventar muchos obstáculos” aconseja Bidane que hace algunos de los mejores quesos del mundo bajo el respaldo de la calidad que le confiere ser parte de la DO Queso Idiazabal.