Campaña contra la desinformación sobre el subfluvial de Lamiako
La Diputación buzoneará 21.000 folletos en Leioa y Getxo con detalles técnicos reales y las consecuencias de esta obra
La Diputación Foral de Bizkaia ha activado una campaña de información para desenredar los malosentendidos que están enturbiando los pasos previos del proyecto del subfluvial de Lamiako. Interesados o por desconocimiento, el caso es que las falsedades y medias verdades sobre esta obra se están adueñando de discursos políticos y, sobre todo, de mensajes en redes sociales que nada tienen que ver con la realidad del mismo.
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Así las cosas, y a la espera de recibir la obligada Declaración de Impacto Ambiental (DÍA) para integrar su contenido en el proyecto definitivo del túnel que conectará bajo la ría ambas márgenes, la institución Foral se ha propuesto desarmar con datos técnicos reales las inexactitudes. En concreto, serán buzoneados 21.000 folletos en las localidades de Leioa y Getxo, en los núcleos urbanos habitados dentro del área de influencia de las obras.
Las personas residentes en el entorno de Artaza serán las primeras en recibir en sus hogares estos impresos explicativos y en próximas fechas también se baraja trasladar esa campaña al Centro Comercial Artea, próximo al futuro epicentro de este proyecto. “Ya va siendo hora de que la ciudadanía conozca detalles técnicos reales sobre cómo se va a hacer la obra y las consecuencias para la ciudadanía”, ha apuntado Carlos Alzaga.
"En absoluto con la realidad"
El diputado foral de infraestructuras y desarrollo territorial no ha ocultado su preocupación por los bandazos desinformativos que están sacudiendo esta obra que permitirá descongestionar Rontegi y reducir el tráfico en La Avanzada. “Se están contando historias que no se corresponden en absoluto con la realidad”, ha zanjado Alzaga en declaraciones a DEIA.
El folleto en cuestión aborda los puntos que más intranquilidad y malestar pudieran generar entre la población del entorno: ruidos y polvo, microvoladuras y el parque de Artaza. Ese será, precisamente, el lugar desde el que se abrirá el tajo. En realidad, quedará inutilizada una superficie “muy pequeña” (la esquina más cercana a la rotonda) hasta que concluyan los trabajos. “Una vez que terminan las obras se recuperará al 105% lo que ahora tiene ese parque”, ha manifestado Alzaga; lo que incluye mejoras en los caminos peatonales y ciclistas, como el paseo hacia Gobela o la creación de un estanque para anfibios y un área para especies protegidas para fomentar la biodiversidad
Los controles sobre la contaminación ambiental y acústica en este punto serán constantes. Y en todo caso, cuando se abra el túnel (se trabajará a 35 metros bajo tierra), la parte de ruidos y polvo “casi desaparece del paisaje”, ha apostillado el diputado foral. La ‘contaminación visual’ provocada por vallas y movimientos de camiones se mantendrá dentro de los horarios de trabajo.
En cualquier caso, desde la Diputación Foral de Bizkaia se habilitará una línea de ayudas para mejorar el aislamiento de edificios con el cambio de ventanas. Y se adoptarán otras medidas, más a pie de obra, para minimizar el polvo en suspensión (ni contaminante ni dañino para la salud) como el riego con agua o las lonas en los vehículos de obra. No en vano, el propio Alzaga ha recordado que 2 de cada 3 alegaciones que fueron presentadas al proyecto se han integrado total o parcialmente en el mismo. Principalmente las relacionadas con los accesos y daños a viviendas y minimizar los efectos en la ciudadanía.
85 microvoladuras de 3 segundos
En este sentido, desde la institución foral también aportan los datos técnicos necesarios para que la ciudadanía comprenda mejor qué son las microvoladuras y su relevancia en el devenir de la obra. Están programadas unas 85 durante los primeros tres o cuatro años. “Duran 3 segundos y lo suyo son microvibraciones. Y además se hacen de una manera secuenciada. Es decir, no es de golpe sino con microretardos”, ha ilustrado Alzaga.
Es decir, nada que ver con la espectacularidad de las películas; ni en ruido ni en destrozos. Rompen la roca para que sea más fácil excavar y evitar el estruendo de martillos neumáticos durante horas. Se hicieron en el propio San Mamés y, según ha subrayado, al ser una acción que requiere de permisos especiales debe ser programada. “Sabemos cuándo, cómo y qué día, y avisaremos a la ciudadanía. O podemos elegir la hora precisamente para minimizar molestias en el entorno”, ha añadido.
“Cuando esté la obra hecha este ruido mediático se apagará y la gente la disfrutará”, ha augurado Alzaga mientras tiraba de memoria con el Museo Guggenheim o las obras de construcción del metro en pleno centro de la capital vizcaina: “Ahora solo vemos los fosteritos”.