De aquí no alejo me. Cuenta la leyenda que, al restablecerse de un malestar abdominal bebiendo de una fuente de la zona, Mencía de Salcedo pronunció estas palabras. Nacía el municipio que fundó en tierras entre Jaén y Granada que le fueron concedidas por la emperatriz Isabel de Portugal, esposa de Carlos V, de cuya corte formaba parte. Una mujer “de armas tomar, con una formación humanística, a quien no se conoce marido ni hijos, que peleó contra todos los poderes de la época” por su independencia y materializar el proyecto de una ciudad ideal “que conocía de Italia”. Y una mujer con raíces en Enkarterri. Lo desveló la historiadora de Noalejo Montserrat Rayo en la conferencia que impartió durante la feria de la mujer rural.
En los jardines del palacio La Puente de Turtzioz relató que no es la primera vez que viaja a la comarca para indagar sobre los orígenes de “la señora, como siempre se la llamaba en el pueblo, una figura que me fascinaba desde pequeña por su valentía para conseguir lo que consiguió”, aunque en esta visita llegó acompañada por una nutrida delegación de medio centenar de personas encabezada por el alcalde.
La jubilación al fin le ha brindado el tiempo que necesitaba para sumergirse en los archivos y desentrañar los misterios en torno a Mencía. Y es que “todos los historiadores, varones, por supuesto, no la han estudiado porque realmente no les importaba, sino que investigan a partir de quien ella designó como su sucesor, ya un hombre”. La calificaban como “una camarera proveniente de la baja nobleza para completar el séquito de la emperatriz en al contraer matrimonio con Carlos V”.
“Sororidad”
Nada más lejos de la realidad, refutó Montserrat. Aquí “existe una historia de sororidad, de dos niñas que se crían juntas”. Para entender el vínculo hay que remontarse a “un matrimonio procedente él de Zalla y ella barrio Santa Cruz de Artzentales” que prestaron su apoyo a Isabel de Castilla en su disputa por el trono contra su sobrina Juana, llamada la Beltraneja. Al vencer la futura reina católica los llamó a la corte y, “cuando conquistaron el reino Nazarí de Granada acordaron que se trasladaran a Portugal con su hija María, que iba a casarse con el monarca”. En un breve lapso de tiempo ambas parejas tuvieron descendencia: Mencía e Isabel, “la futura emperatriz”.
Las dos jóvenes, que “habían forjado una amistad muy potente”, se dirigieron a Sevilla, donde Isabel comenzaría su nueva vida al lado de Carlos V. “Supongo que pasarían por Córdoba y Jaén y para alcanzar Granada debían cruzar nuestra tierra: una lengua fronteriza con el reino Nazarí, por lo que resultaba inhabitable”. Mencía solicitó a Isabel “por su crianza y servicios; es decir, por sus propios méritos, no heredado de padre o marido” que se le otorgara una parte del terreno para crear su propio señorío. Los poderes fácticos de Granada y Jaén, “hasta entonces enfrentados entre sí se volvieron contra ella para impedirlo”. Uno de sus argumentos, que “el paisaje tan de monte iba a llenarse de malhechores; significa que le negaban la capacidad de gestionar”. Además, la tildaban de “muy codiciosa mujer” por demostrar una iniciativa que en los hombres se habría alabado como firme liderazgo. Las presiones no doblegaron a la emperatriz, que le dio el señorío “mientras ejercía de gobernadora en ausencia de su marido, y estupendamente, por cierto”. Juana, hija de Felipe II “mientras el rey se encontraba en Inglaterra para casarse”, le procuró “entre 1548 y 1550 la jurisdicción sobre vasallos, calumnias, penas y todos los derechos: significaba el poder “Las mujeres debemos revisar la historia de las mujeres para aportar perspectiva de género”, reivindicó en el evento anual que “visibiliza el sector primario en femenino y que congregó en Turtzioz a más de 350 personas”, según el presidente de la Mancomunidad, Martín Pérez.
Hermanamiento
Mencía “llamó a un constructor vizcaino” para hacer realidad su visión de Noalejo. Hallar legajos que vinculaban a sus antepasados con Enkarterri – “desconocemos dónde nació exactamente porque la corte era itinerante”– convenció a Montserrat de la necesidad de viajar ella misma a la comarca “para poder interpretarlos”. Contactó con gente de Zalla, se reunió con el regidor, Unai Diago, y le planteó un hermanamiento con Noalejo. A él no sólo le entusiasmó la idea, sino que también “me comentó que nos van proponer participar en el Enkarterri Fest como tierra invitada”. La misma respuesta obtuvo de su alcalde, a quien “voy a solicitar que se realice una prospección para exhumar los restos de Mencía, fallecida en 1575, y que reposa bajo el suelo de la parroquia en un lugar no identificado” con el objetivo de que “se dignifique su tumba, se construya un monolito y se le rinda homenaje”.
Además, “estoy escribiendo su biografía novelada”, la primera en torno a esta figura a quien le correspondió el honor de “amortajar a la emperatriz Isabel”, que legó Noalejo “a un compañero de la corte a condición de que impusiera el apellido Salcedo a sus sucesores”.