Sestao luce restaurado el icónico mural de 4 metros creado por Agustín Ibarrola
La obra ‘Naval y Altos Hornos’ preside desde hace dos décadas el salón de plenos
Pocos salones de plenos cuentan con la particularidad de estar presididos por una obra de arte y el del Ayuntamiento de Sestao es uno de esos contados casos. Desde hace dos décadas, el mural Naval y Altos Hornos [tiene unas dimensiones de 3,86 metros de largo por 1,60 de ancho y recoge imágenes del movimiento obrero, de la ría de Bilbao, del Astillero y de los desaparecidos Altos Hornos de Vizcaya] de Agustín Ibarrola preside la sala en la que se celebran los plenos. El paso del tiempo es inexorable y, por ello, era necesario restaurar esta obra que el artista creó en 1962 y que, en primera instancia, recaló en el bar Chato de la localidad, donde actualmente está Muebles Alonso. Precisamente, fue en 2004 cuando José María Alonso donó esta obra al Ayuntamiento de Sestao. Seis años más tarde, en 2010, el propio Ibarrola se desplazó hasta la casa consistorial sestaoarra para firmar su obra.
Ahora, para llevar a cabo esta restauración, el Consistorio sestaoarra ha confiado en el alumnado y el profesorado de Bellas Artes de la UPV/EHU, un equipo de trabajo que ha realizado a las mil maravillas esta actuación y el mural ya luce completamente renovado en el salón de plenos. El proyecto ha estado dirigido por el profesor Fernando Bazeta y dentro del equipo ha estado, por ejemplo, la sestaoarra Idoia Madariaga, quien ha codirigido los trabajos junto a Erika Tarilonte. “Este mural podría estar expuesto en un museo, pero tenemos la fortuna de que esté en nuestro salón de plenos. Ibarrola siempre tuvo una conexión especial con nuestro municipio”, señaló Ainhoa Basabe, alcaldesa de Sestao.
Los trabajos de restauración han requerido la retirada de polvo e impurezas, subsanar roturas en el mortero de la obra por las diferencias de tensiones... “Ha sido una experiencia muy importante para todas las partes”, puso en valor Erika Tarilonte. El resultado “ha sido muy bueno” y así lo pudieron ver varios familiares de Agustín Ibarrola, desplazados ayer hasta Sestao para ver la nueva vida de este mural. “Estamos muy contentos con esta iniciativa, ojalá hubiera más. Estoy seguro de que cuando vino a firmar la obra en 2010, Agustín, mi padre, sintió que esta obra estaba en el lugar más adecuado. Porque Agustín creía en la función social de sus obras, no creía en el arte por hacer arte”, explicó José Ibarrola, hijo del artista y escultor fallecido el pasado 17 de noviembre.