Bizkaia ya cuenta con su segunda planta de tratamiento textil posconsumo. La nueva planta de Koopera –proyecto de Cáritas– está ubicada en Mungia, en el número 37 de Laukariz Bidea, y cuenta con una instalaciones de 3.368 metros cuadrados. De este modo, la cooperativa aumenta su “capacidad de gestión y de creación de empleo social”, tal y como destacaron ayer miércoles los responsables de la cooperativa en la inauguración de la planta.

Las nuevas instalaciones han supuesto una inversión de más de 820.000 euros y permitirán crear más de 45 puestos de trabajo, lo que permite a Koopera contar con una plantilla de 365 personas en Bizkaia. Asimismo, de cara al próximo año, se prevé incrementar la plantilla en once personas más gracias a la implantación de un segundo turno en esta planta. Cabe señalar que más de la mitad de estos puestos están sujetos a un contrato de inserción, destinado “a personas en situación o riesgo de exclusión social”. Personas que, tras su paso por Koopera y por un proceso de formación y capacitación socio-laboral de tres años, “serán capaces de acceder al mercado laboral ordinario”, apuntan.

Línea esencial

Desde el punto de vista productivo, esta nueva infraestructura va a permitir a Koopera ampliar su capacidad de clasificación del textil posconsumo recogido a través de sus contenedores en más de 2.500 toneladas al año, gracias a una nueva línea de clasificación semiautomatizada. Esta nueva línea será “esencial” para seguir incrementando los niveles de reutilización local, la gran apuesta de la cooperativa, ya que abastecerá a muchas de las tiendas de ropa de segunda mano de la zona norte: 4 en Araba, 11 en Bizkaia, 4 en Gipuzkoa y 3 en Asturias, además de a la nueva tienda de Santutxu, que se inaugurará próximamente.

Sobre esta línea, durante la inauguración de la planta mungiarra se dio conocer también la línea de reciclaje basada en la tecnología innovadora Fibersort, que a través del escaneo por espectroscopia Nir logra identificar y separar textiles por la composición de sus fibras.

Según explicaron, el software que contiene permite programar la búsqueda de una onda determinada que se quiera identificar para detectar cualquier fibra (lana, poliéster, algodón, acrílico, viscosa o nylon) o combinación de fibras.

Esto supone una “ventaja competitiva” que permitirá trabajar con los fabricantes y adaptarse a su evolución en la fabricación de nuevas fibras, situándola como empresa puntera para el suministro de material textil posconsumo que puede ser destinado al upcycling (hilatura para la fabricación de nuevos tejidos) o al downcycling (otros productos, como pueden ser geotextiles, textiles para la automoción, materiales de aislamiento, etc.).