Los centros de jubilados ya no son solo “café y cartas”. Es necesario “desafiar percepciones anticuadas sobre el envejecimiento y transformar los modelos de centros sociales”. Son dos de las reflexiones que explican la puesta en marcha hace un año del programa Helduak Zabaltzen, impulsado por el Gobierno vasco junto a Euskofederpen, y que derivan en que hoy, el hogar del jubilado de Altzaga, en Erandio, sea más moderno tras haber creado su propia página web, sus perfiles en Instagram y Facebook, así como el pódcast La trastienda de la sabiduría.

Y es que esta asociación de mayores ha protagonizado la experiencia piloto de este plan que, sobre todo, persigue facilitar el proceso de digitalización de estos centros. “¡Estamos conectados!”, proclamaba ayer lunes Pilar García, la presidenta de la agrupación de Altzaga, en el acto de presentación de los avances de Helduak Zabaltzen. “La mayoría de las personas mayores no sabemos nada de internet y este proyecto nos ha ayudado mucho. Tenemos que dar las gracias al Gobierno vasco y al Ayuntamiento de Erandio por guiarnos en este emocionante viaje hacia la digitalización y por abrirnos puertas a nuevas habilidades que enriquecen nuestra vida y nuestro proyecto de envejecimiento activo”, subrayó García. Ella misma contó que usuarios del local situado en la calle José Luis Goioaga asistieron a talleres para aprender a utilizar las herramientas digitales, dotar de contenido a la página web, subir publicaciones a las redes sociales... Su Instagram (centroaltzaga), por ejemplo, tiene 59 seguidores y en él van colgando las actividades organizadas. También tienen su propio pódcast y en esa Trastienda de la sabiduría, es Marixabel, en especial, quien va aportando dosis de experiencia a viva voz, como en su retrospectiva hasta los juegos de su infancia: “Llegabas del cole: bocadillo y a jugar hasta que se hacía casi de noche. Jugábamos al linkee, a la partida general, al escondite, al chorro morro los niños y niñas; y al truquemé, diábolo, las tabas y al cocherito leré, solo las niñas”, rememora. Es decir, el centro de Altzaga se ha subido a todas las plataformas digitales. “Estamos contentas y contentos de esta nueva posibilidad que se nos abre para dar a conocer la realidad de nuestro centro, que es sobre todo, un lugar de encuentro donde las personas mayores socializan en su tiempo libre y comparten su vida”, aseveró la presidenta. Esta es una visión compartida por Nerea Melgosa, consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno vasco: “Los centros sociales son especialmente importantes para reducir sentimientos de soledad y aislamiento, comunes en la vejez. Sin embargo, estos espacios se enfrentan al desafío de mantenerse relevantes y activos y esta iniciativa que venimos desarrollando en Erandio es un verdadero ejemplo de innovación y adaptación”. En este sentido, la consejera anunció la expansión de Helduak Zabaltzen a entornos rurales. Así, empezará este año un proyecto experimental en Campezo (Araba) y en Arratzu (Bizkaia), “con el objetivo de replicar y adaptar el programa a diferentes contextos”.

Para Aitziber Oliban, alcaldesa erandioztarra, mientras tanto, este paso dado por los mayores de Altzaga refuerza “el papel de dinamizadores sociales” que juegan en el municipio desde hace tiempo. “Ya estarán pensando en su intervención en la San Silvestre...”, apuntó. Algunos corren, sí, sí, pero a lo que se refería la primera edil es que se encargan de la chocolatada de ese día. “Su aportación a la sociedad es grandísima en cuanto a su dinamización social, participación en proyectos intergeneracionales... Y nuestro objetivo ha de ser tener unas instituciones públicas que se adapten a sus necesidades”, concluyó.

Los datos

‘Helduak Zabaltzen’. El objetivo del programa es transformar y adaptar el modelo de centros sociales de personas mayores. La asociación de jubilados de Altzaga ha sido el ‘banco de pruebas’ y durante un año se ha desarrollado con ella un proceso de digitalización.

El 23% La población de más de 65 años se ha multiplicado por 2,5 en las últimas cuatro décadas en Euskadi, representando en 2021 el 23% del total.